La UNAM matricula a niño de 12 años, futuro físico biomédico

UNAM matricula a niño.

 

“Realmente quiero empezar, no quiero tener expectativas porque casi siempre es diferente, me ha pasado” cuenta Carlos Antonio Santamaría Díaz, que ingresará este 6 de agosto a la Facultad de Ciencias para estudiar Física Biomédica.

Por primera vez en su historia, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibirá a un alumno de 12 años en sus aulas. La UNAM conoció a Carlos en 2015, cuando iba a cumplir nueve años de edad, y se aventuró a cursar módulos en dos diplomados: uno sobre química analítica y otro en bioquímica y biología molecular para la industria farmacéutica, que imparte la Facultad de Química. Junto a otros jóvenes de la facultad, Carlos también había cursado materias y prácticas por separado en el Centro de Ciencias Genómicas y en el Instituto de Investigaciones en Materiales.

Este asombroso estudiante logré 105 aciertos de 103 requeridos en el Concurso de Selección de Ingreso al ciclo escolar 2019, reconoció que a pesar de que su examen de admisión fue muy duro: “Ya ves que trae cálculo, y yo todavía no me metía muy bien a integrales; entonces, de las 15 preguntas que saqué mal seguramente fue una de ahí, pero ahora he estudiado más y ya le entiendo bien”.

El reto será luchar contra el escepticismo ante sus capacidades y desempeño, pues también será la primera ocasión que sus compañeros, docentes y la comunidad universitaria. Carlos recibió su credencial membretada de universitario, tiene una gran capacidad cognitiva, pero sigue siendo un niño juguetón que ha desafiado al tiempo y a las convenciones administrativas. Será la primera ocasión que compañeros, docentes y la comunidad universitaria tengan en territorio puma a un alumno de licenciatura tan joven.

Otro ejemplo de gran capacidad cognitiva es el australiano Peter Scholze, que a los 17 años tocaba en un grupo de rock, con 24 años se convirtió en el catedrático más joven de la historia de Alemania, después de estudiar la carrera de Matemáticas en solo año y medio, que a los 27 años rechazó un premio New Horizons para jóvenes matemáticos prometedores, dotado con 100.000 dólares, y recientemente fuera reconocido con la Medalla  Fields, y el premio Nobel para matemáticos menores de 40 años. Es muy posible que como la historia de Scholze, en algunos años hablemos de los logros de Carlos Santamaría, quien acaba de pasar a la historia como el alumno más joven de la UNAM.

Los padres de Carlos, Arcelia Díaz y Fabián Santamaría, viven en Cuernavaca, a unos pasos del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM campus Morelos, en donde este niño de excepción hizo una estancia semestral. Sobre sus padres, Carlos comentó: “Hay que tener el apoyo de toda tu familia, lo más importante. Mis padres han hecho más que yo, ellos han preparado todo, y yo sólo estudio y apruebo los exámenes, pongo la última pizca para pasar a lo siguiente”.

Los padres de Carlos se conocieron bajo el agua en la alberca de Ciudad Universitaria, como parte del equipo de Triatlón de esta Universidad. Arcelia Díaz, su mamá, es maestra de educación física, proviene de un municipio guerrerense, uno de los de mayor índice de rezago social en el país. “Tenemos la fama de ser gente brava, pero también noble, hospitalaria, alegre, y esas características las tiene Carlos”, aseguró.

 

De manera convencional, Carlos debería tener su primer día de clases uniformado, en secundaria, pero será universitario, en el nivel superior. Pero en realidad, lo que desea hacer es construir una mitocondria desde cero, identificar todos sus procesos, relacionarlos y poco a poco reconstruir esos procesos en la vida real. Hacer una pequeña población de mitocondrias, generar un medio en el que se puedan desarrollar. “Podemos seguir con los demás organelos hasta conseguir una célula completa y de ahí curar casi cualquier enfermedad”, explicó.

Cuando le preguntan cómo llegó a este momento, el ahora alumno de la UNAM responde: “Es estarle dando, nunca decir ‘no se puede’, me voy a regresar a la primaria. Siempre hay una forma de entrar. También estudié por Internet, así he aprendido biología, cálculo”. Así es como Carlos lleva la ciencia hasta los límites de lo lúdico, porque además, asegura que le gusta programar y jugar videojuegos.Mario Bros sigue siendo el clásico, la base para todo. Me gustaría hacer un videojuego, he trabajado en eso, lo he tenido que detener un poco, pero he estado trabajando en uno de bioquímica.”