Otomimóvil: carritos de diseño otomí.
El otomí es un pueblo indígena que habita un territorio discontinuo en el centro de México. Hoy en día, los otomíes viven en un territorio fragmentado que va desde el norte de Guanajuato, al oriente de Michoacán y al sureste de Tlaxcala; Hidalgo, CDMX y Querétaro. En el año 2000 la población étnica otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana, haciendo de esta etnia, en el quinto pueblo indígena más numeroso del país.
Los indígenas Otomíes se destacan en el arte de tejer, son increíbles artesanos que elaboraron sus telares con la finalidad de pagar el tributo, mediante la elaboración de prendas ceremoniales, los cuales se fabricaban con palma silvestre, fibra de maguey, de lechuguilla y el algodón. Su labor artesanal principal es la elaboración de textiles como fajas, rebozos, camisas, guanengos además de morrales y ayates, que en los últimos años han creado furor entre la alta costura por su hermosa y sencilla confección.
La migración de este pueblo indígena hacia la Ciudad de México, inició entre los años 30 y los 50 cuando se construyeron las principales carreteras. Esto facilitó que grupos campesinos se transportaran a la ciudad para hacer labores de comercio o albañilería, que luego les permitiera financiar la siembra. Pero en las colonias Roma y en la Juárez, que han sido ocupadas por las personas de clase media alta, existen 9 predios habitados legalmente por decenas de familias otomíes.
En los últimos dos años, la comunidad otomí de la CDMX, ha tenido muchos contratiempos debido a que las colonias en las que viven llevan un par de años en remodelación, contraviniendo las formas de subsistencia de estos grupos de artesanos. Los otomíes, como muchas otros comerciantes, venden en puestos sobre la banqueta y las procesos de construcción y remodelación de las colonias, han hecho que no puedan vender sus productos en las calles ya que su artesanía se ensucia fácilmente o no hay tráfico de personas por las calles debido al polvo. El cambio de imagen de la Zona Rosa incluyó una reducción drástica del ambulantaje: de 300 puestos sólo quedarán 100.
En este contexto de obras y desalojo de vendedores, la Delegación Cuauhtémoc pidió a los otomíes modificar su forma de venta, haciendo que en lugar de tener espacios asignados sobre la banqueta, venderán en carritos como los que hay en los pasillos de los centros comerciales. La mayoría de los otomíes han aceptado con buena cara esta alternativa y participan en ella dignificando su trabajo, espacio e imagen. La única condición de los otomís fue: hacer su propio diseño, para dignificar aún sus vestidos típicos de olanes rosas con cuellos altos, típicos de las mujeres.
Así es como más de 50 carritos diseñados por la comunidad otomí, el Otomimóvil, comenzarán a circular por la Juárez y la Roma. El costo que se proyectaba para cada carrito era de 28 mil pesos. No obstante, Isaac Martínez, otomí de Santiago Mexquitilán, se dio a la tarea de crear un diseño más económico sin dejar de ser atractivo y fiel a su cultura, consiguiendo reducir el precio a casi la mitad. Así fue posible que las familias, financiaran su propia estación móvil de cultura Otomí.
Se piensa que el Otomimóvil pueda servir para recordarnos que formamos parte de una comunidad amplia en constante proceso de reconstrucción. Los objetos que venderán estas familias serán molcajetes y metates de piedra negra, bolsas de paja, sombreros de palma y sillas de tule; además de sus hermosos bordados tenangos, muñecas otomíes y otras creaciones tradicionales que conforman la artesanía otomí en CDMX.
Del mismo modo, cuando los otomís tuvieron oportunidad de obtener la viviendas en forma, los integrantes de la comunidad se organizaron para crear la unidad habitacional en la que viven actualmente, la cual consta de seis edificios, 47 departamentos y una ludoteca; que se identifican con palabras ñäñho.
Este otro proyecto ganó el Premio Nacional de Vivienda 2004, por responder adecuadamente a las necesidades de una familia nuclear tipo urbana. Hoy, esta comunidad continúa coordinándose y renovando su estilo de vida en la ciudad y el Otomimóvil es prueba de esto.