Breve historia del túmin.
El túmin es una moneda alternativa de cambio. Nace en la zona indígena del norte del estado de Veracruz y cuenta con gran aceptación en la región y diversos municipios de estados circunvecinos. El túmin, a diferencia de los billetes tradicionales que se valoran por el poder económico o las reservas de oro del país que los emite, está respaldado por las personas que los utilizan.
El túmin surge como proyecto de investigación en la Universidad Veracruzana Intercontinental (UVI), para ayudar a los habitantes de Espinal, un municipio pobre con 25.000 habitantes de los cuales la mitad son indígenas totonacas, cuyo salario mínimo no les alcanzaba para sobrevivir. Ante la falta de dinero, los vecinos intercambian sus productos para sobrevivir, como ocurre en otras comunidades rurales del país.
Los investigadores de la UVI diseñaron el túmin para facilitar el trueque, vales intercambiables por mercancía o servicios. La moneda comunitaria se puso en circulación a finales de 2010, en pleno festejó del bicentenario de independencia. Con el túmin, un panadero vende su mercancía en pesos y túmines, y ambas monedas le sirven para comprar productos y/o intercambiarla por servicios, como una revisión dental o la reparación de una puerta. En este sistema solidario de trueque, lo que vale no son los billetes o monedas metálicas, sino lo que las personas dan o hacen a cambio, donde el dinero no es para acumularse, sino para usarse y ayudar a la gente.
La moneda comunitaria se comenzó a utilizar entre 115 miembros iniciales de una red de intercambio, quienes recibieron vales por el equivalente a 500 túmines que se deben conservar en circulación. Así, cada uno de los socios da voluntariamente el valor que desea a la moneda y todos, a su vez, se comprometen a sacrificar las ganancias en pesos para recuperarlas en servicios o productos. Si un kilo de carne cuesta unos 70 pesos en el mercado tradicional, por ejemplo, dentro de la red se cotiza en 50 pesos y 20 túmines. El carnicero utiliza los vales de túmin para comprar otra mercancía, como pan, y el panadero a su vez los intercambia por algo más, como harina, azúcar o huevos.
Esto ha hecho que alimentos, bebidas, animales y hasta servicios de cibercafé, formen parte de los negocios que exhiben afuera de sus locales los letreros que dicen “Aquí Aceptamos Túmin”. Esto ha dado buenos resultados, al grado que los comerciantes y profesionistas vendan más productos, y que los consumidores compren más barato.
Este piloto de túmin en Veracruz no le gustó nada al Banco de México (Banxico),que llevo a demanda y juicios a los creadores del túmin, pero se ha resignado a ver las bondades del túmin como una amenaza latente. Gracias a este ha cambiado progresivo de la forma de comerciar de la gente, se han provocado varias réplicas en diversas comunidades indígenas de todo el país, como Chiapas y Tabasco, Morelos, Campeche y ahora la CDMX, que se ha acercado a los diseñadores del sistema para pedir su asesoría en el establecimiento de monedas propias; emulando casos exitosos de comunidades europeas de España, Portugal e Italia, que ya han comenzado a adoptar monedas propias debido a la crisis económica mundial.
El uso del túmin se ha extendido a 16 estados del país, incluyendo el sur de la Ciudad de México, en la delegación Xochimilco, donde los comerciantes y habitantes han comenzado a usar el túmin; lo cual representa su entrada a la Ciudad de México, el epicentro de los negocios del país, que tan solo en el segundo trimestre del año reportó ventas por 179,000 millones de pesos (casi 10,000 millones de dólares), de acuerdo con la Cámara de Comercio Servicio y Turismo local.
La entrada del túmin hace frente a las grandes corporaciones, pues el sistema está creado para incentivar el consumo local, sumado a que revaloriza el trabajo artesanal. En Xochimilco, si un cliente compra un frasco de miel de 20 pesos (casi un dólar), puede pagar con 18 pesos mexicanos e intercambiar dos túmines.
Los comerciantes interesados en el túmin se inscriben en un padrón, se acuerdan las reglas, la más importante es aceptar 10% del valor de un producto en túmines, de forma gratuita se les entregan los túmines, cantidad equivalente a su producción anual, y los comerciantes distribuyen la moneda entre ellos y sus clientes al pagar o dar cambio. Así es como se crea la red solidaria, donde los vales están en constante movimiento, intercambiando el trabajo de los productores. El túmin ha provocado que los comercios se expandan por medio de redes e incluso con comerciantes de otros estados del país. El túmin es una red solidaria que está ayudando a las personas de Xochimilco.