Los detectives salvajes, crónicas de la ciudad.
Los detectives salvajes es considerada la obra maestra de Roberto Bolaño. Con este texto que se lee exquisito, se celebran los viajes, la carretera y la contracultura de un México en forma de crónica biográfica novelada. Los Detectives.. son tres jóvenes poetas que toman a la Ciudad de México de pretexto, para, más que hablar, ser eso, salvajes.
La novela es un texto de bifurcaciones, de múltiples personajes amando, viajando en un terreno de muertes, asesinatos en manicomios y universidades, desapariciones y apariciones. Aunque sus escenarios son diversos (Estados Unidos, Francia, España, África) México, este portento de ciudad donde se encuentran toreros, prostitutas, editores perseguidos por pistoleros, es la médula para comprender las tres piezas que conforman la antología de los detectives.
En Los Detectives salvajes puedes recorrer la ciudad como si lo hicieras en carne viva, por la calle de Donceles, Bellas Artes, Álvaro Obregón en la Roma, el parque España. Este libro del escritor y poeta chileno, ha sido traducida a numerosos idiomas, entre ellos inglés, francés, alemán, italiano y neerlandés, y este autor goza de excelentes críticas tanto de escritores como de críticos literarios contemporáneos, se le considera uno de los grandes autores hispanoamericanos del siglo XX, de la talla de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, con quien suele ser comparado.
El 12 de agosto del 2018, el cronista Leonardo Tarifeño llevó a cabo un recorrido para conocer las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México desde la visión del escritor chileno Roberto Bolaño. A través del paseo literario Distrito Bolaño, los asistentes podrán recrear el ambiente mexicano que lo formó en sus textos.
Esto se hizo para conmemorar los 15 años de la muerte del fantástico escritor, y a 20 de la publicación de Los detectives salvajes, donde una treintena de personas dedicaron su mañana dominical a recordar a Roberto Bolaño. El cronista y editor Leonardo Tarifeño fue el guía por las calles del centro de la Ciudad de México, la que fuera el escenario de sus novelas y donde se la pasaba.
Desde las 10:00 horas, en lo que ahora es la sede de una librería de viejo en República de Argentina y Donceles, inició el recorrido. Los convocados estaban curiosos por entrar a ver cuál había sido el departamento en el que Bolaño pasaba el rato de adolescente con sus amigos. Este recorrido se hizo a través de los ambientes específicos con quienes Bolaño tenía una historia personal. “Para Bolaño, la Ciudad de México no era una escenografía; se trataba, más bien, de un organismo vivo que nutría su imaginación y lo invitaba a transformarse en uno de sus grandes narradores”, explicó Tarifeño.
Bolaño nació en Chile, pasó su adolescencia y juventud en la Ciudad de México y su vida adulta en España. Murió, en 2003, a los 50 años. Su muerte prematura, apenas unos años después de la publicación de su afamada novela, lo convirtió en autor de culto para muchos. Prueba de ella fue ese grupo de curiosos en conocer los lugares en donde compraba, pasaba el tiempo, escribía y discutía.
“Bolaño es un escritor sin biblioteca, sin abolengo literario“, dijo Tarifeño mientras dirigía al grupo a las pocas librerías de viejo que quedan en Donceles. Aún sobrevive Inframundo, una de las que frecuentaba. Sus difíciles condiciones económicas desde niño lo llevó a dedicarse a todo, no terminó la secundaria. Fue repartidor refrescos y gas, en Chile, México y España.
Tarifeño habló sobre los infrarrealistas, a los que pertenece Bolaño, siguieron en las sombras, siendo marginados, porque el escritor criticaba y se enfrentaba continuamente a Octavio Paz. El recorrido continuó por la calle Madero, luego en otra librería frente a la Alameda, y hasta el cine Bucareli, recién cerrado. Tras dos horas y media de caminata, los lectores no parecían fastidiados. Tarifeño despidió al grupo leyendo un fragmento del discurso de aceptación del Premio Rómulo Gallegos, que ganó por Los detectives salvajes:
“Mi libro es una carta de amor y de despedida a mi generación.
Fuimos estúpidos y generosos, como son los jóvenes,
que todo lo entregan y no piden nada a cambio.”