Nostálgicas fotos de Belén, la fuente más antigua de la ciudad

Fuente de Belén en Chapultepec.

 

Belén es la fuente más antigua de la CDMX. A pesar de sus remodelaciones, y que la fuente pasa los días y noches en seco y a la intemperie, sigue siendo una de las fuentes más emblemáticas de la ciudad.

Belén está a unos pasos del metro de Chapultepec, de donde partían 902 arcos, a lo largo de cuatro kilómetros, que distribuían agua hasta llegar a la famosa fuente de Salto del Agua, en la esquina de San Juan de Letrán y Arcos de Belén.

 

Hay muy pocas fuentes fiables sobre esta fuente. No se sabe quién fue su autor, pero se dice que su construcción se data entre 1755 y 1760, y que formaba parte del antiguo Acueducto de Belén de las Flores, inaugurado en 1779 por el virrey de Bucareli. Otras fuentes revelan que este pieza fue inaugurada por el virrey Agustín de Ahumada y Villalón, Marqués de las Amarillas. Antes estaba ubicada a la entrada del Bosque de Chapultepec, donde surgían los manantiales que dotaban de agua a la capital.

Tiempo después, esta fuente fue conocida como Acueducto de Chapultepec del cual todavía se encuentran restos sobre la avenida homónima. Originalmente, la fuente de Chapultepec se encontraba más cercana a las faldas del Cerro del Chapulín, adosada al Acueducto que seguía por toda la actual avenida Chapultepec, hasta la antigua calzada de Niño Perdido, hoy Eje Central.

 

Este oasis funcionó por más de un siglo, y en algunas fotos de época se puede ver a los aguadores llenando sus cochocoles (grandes vasijas de barro) para llevar el agua de puerta en puerta a los vecinos de San Miguel Chapultepec. La imagen de la estación del metro Sevilla se inspira en los 20 arcos que fueron parte del Acueducto de Chapultepec.

El primer movimiento al que fue sometida la fuente, sucedió alrededor de 1920 donde se construyó el actual Circuito Bicentenario. La fuente fue trasladada entonces, sin que exista registro de cómo se movió, muy cerca de lo que ahora es avenida Constituyentes y el naciente circuito, donde se le agrega una especie de hemiciclo.

 

 

Para 1921, el arquitecto Roberto Álvarez Espinosa, cambió la fuente de sitio tras realizarle unas modificaciones, pero después de la demolición del Acueducto de Chapultepec, la Fuente de Belén tuvo una función estrictamente decorativa.

El segundo movimiento fue en los setenta, a la Glorieta de Chapultepec, se llevó a cabo de manera íntegra a través de un sistema de rieles, pero además de la desafortunada elección del terreno donde se colocó, se le construyó un refuerzo de concreto en la parte trasera que, si bien ayudó a que no colapsara, también evitó que los bloques de piedra que la componen respiren la humedad vaporizada que se acumula en el subsuelo o por las lluvias, provocando que se vieran manchas de humedad en la superficie de la fuente.

Una de las últimas remodelaciones se hizo con un desmontaje de la fuente, y con muchas reparaciones a cargo de Francisco Pérez de Salazar, quien tenía los conocimientos adecuados para este tratamiento y que tiene toda la historia de la Fuente. La pieza se sometió a un proceso de restauración para ser colocada en la explanada principal del Centro de Transferencia Modal (Cetram) del paradero Chapultepec.

Hoy en día, la Fuente de Belén se encuentra dañada debido a una serie de reubicaciones durante el paso de los años, por lo que sólo se conserva 20 por ciento de su estructura original, el resto, 80 por ciento, ha sido restaurado.