La Ciudad Mural.
Es común que cada vez que se hable de grafiti y el arte callejero mexicano, se traiga a la memoria la tradición muralista de principios del siglo XX en México. El muralismo es tan popular que Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, recibieron solicitudes del gobierno para pintar escenas a gran escala, son la cara de los billetes y se han creado recorridos por la Ciudad de México donde, paradójicamente, puedes ver murales cubiertos con las firmas de estos pintores, con mucha propaganda político-artística que “critica al gobierno”.
Además de la tradición de muralistas, el arte callejero abarca muchos temas y tienen muchas influencias que van más allá del muralismo mexicano, ya que hoy en día, los muros de la ciudad pueden ser un campo de batalla de pintura en aerosol. Es por ello que podemos ver viejos edificios llenos de murales, que incluyen un paisaje de hongos mágicos, retratos surrealistas, personajes de películas y de la cultura popular mexicana y estadounidense, junto a pintas ilegales y estampas de marcianos.
Dentro de los grupos y colectivos que existen en el país, quizá uno de los más interesantes, como proyecto en conjunto, sea el del Colectivo Tomate. Este colectivo es una organización civil con base en Puebla conformada por 20 artistas, pero también cuenta con abogados, arquitectos, diseñadores, nutriólogos y administradores que han intervenido alrededor de ocho ciudades mexicanas para invitar a las personas a tomar acción en las calles y generar una transformación comunitaria.
Uno de sus proyectos más sonado ha sido el proyecto Ciudad Mural Villahermosa, que tuvo como resultado 40 murales elaborados con el talento de 26 artistas: seis locales, 10 nacionales de ciudades como Oaxaca, Ciudad Juárez, Puebla y CDMX, así como 10 internacionales provenientes de países como España, Colombia, Argentina y Brasil, quienes escucharon las historias de la comunidad y que posteriormente las plasmaron en murales.
Además del diseño participativo de los murales, el Colectivo Tomate también imparte talleres de fortalecimiento de capacidades como “Aprendiendo a comunicarnos”, “Comunicación no violenta”, “Artefactos: reciclando y jugando” y “Entendiendo nos entendemos”, entre otros. También busca educar, promover la convivencia, el respeto y la unidad, involucrando a los miembros de las comunidades a través de prácticas y obras de teatro, juegos y fantasía que conectan a las personas a través del diálogo y el arte.
El proyecto comienza seleccionando una locación y lanzando una convocatoria para reclutar a artistas que estén dispuestos a donar su tiempo y su talento para llevar el arte a cada rincón de la ciudad, y poner sobre la mesa temas que no deben ser ignorados, como la injustica, la opresión, la discriminación, y que tienen un gran impacto sobre la vida y desarrollo de las comunidades.
Algunos de los creadores de Colectivo Tomate son Paola Suculima De La Concha Zindel , Donaji Tejeda, Tomás Darío Pérez Vega, Guillermo Morales Sotomayor y Maribel Benítez Ramírez; hombres y mujeres que comparten la visión de ser el punto de partida de una reacción en cadena que llene el país de color y arte. Mostrar al México lleno de historias, comunidades diferentes, tradiciones, fiestas, música y comida, que son el reflejo de lo que significa ser mexicano y de vivir en un país en el que la diversidad es celebrada y los radicales, rebeldes y anarquistas usan pinceles en lugar de armas y pueden transformar una simple pared blanca en una obra de arte. Lo mejor del proyecto es su cualidad de colectivo, porque lo hace cambiar constantemente de creadores y los hace buscar nuevos espacios para sus murales.
En 2013 el Colectivo fue reconocido con el premio Quórum por el proyecto de Ciudad Mural, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, este premio respalda el uso estratégico del diseño, con el objetivo de crear impacto como agente de cambio en la calidad de vida de la población y como ingrediente clave para el desarrollo de la innovación, la productividad y la economía del país.