Filosofía Nahuatl.
La filosofía náhuatl: estudiada en sus fuentes es un texto escrito por el doctor honoris causa Miguel León Portilla (1956). Es un vasto estudio del pensamiento de los tlamatinime, los sabios prehispánicos, en el período inmediatamente anterior a la Conquista. La premisa de este texto es tratar de deducir algunos pensamientos filosóficos de épocas remotas épocas, haciendo uso de más de 90 fuentes primarias que toma como testimonio de la mente antigua.
Las fuentes a las que recurre Portilla, incluyen testimonios de informantes de Sahagún, el libro de los coloquios de los doce sabios nahuas (1524) en el que defienden opiniones y creencias nahuas ante la impugnación de los frailes españoles, una colección antigua de cantares (filosóficos), los discursos de los Huehuetlatolli, pláticas de los viejos aprendidos de memoria en el Calmécac, así como varios códices, obras de arte y otros textos y documentos.
La filosofía náhuatl es un texto importante porque pone sobre la mesa una que poco se había declarado; empero, que en la antigüedad en México había un grupo de gente dedicada al saber, que se reunía a hablar y abordar problemas fundamentales acerca de la existencia, la verdad, la moral, la belleza y el lenguaje.
Al referir la existencia de pensadores que se distinguían de los sacerdotes, de misticismo y la religión poniendo énfasis en la poesía para manifestar algunas ideas y conceptos sobre su realidad, también coloca a la experiencia y vivencias diarias como parte del quehacer filosófico. En otras palabras, que los nahuas compartían, al menos, algunos rasgos con los filósofos atenienses de la antigüedad. La filosofía nahuatl es una de las obras literarias más destacadas del Dr. Miguel León-Portilla, y es también una de las más aceptadas y bien recibidas por los estudiosos y amantes del México antiguo, específicamente de la cultural nahuatl.
Este texto se editó por primera vez en 1956, ha sido traducido a diversos idiomas, incluido el ruso, el checo y el alemán, y lleva diez ediciones en su haber. En su momento causó polémica y discusión considerable ya que proponía la existencia de un tipo de pensamiento filosófico entre los antiguos mexicanos. 60 años de esta tesis, la incredulidad de hace menos visible y las nuevas generaciones, lejos de aquellos prejuicios de erudición, reconocen en este texto una forma de reflexión y comprensión del mundo de los antiguos mexicanos, es decir, además de que el texto permite el acceso a su pensamiento filosófico originario.
Esta propuesta permitió, también, revalorar la concepción de la cultura nahuatl, la idea de nuestro pasado indígena que reclamaba una mejor posición y reconocimiento en la historia de México. Entre los muchos aportes de este estudio filosófico sobre filosofía náhuatl.
Otra gran aportación que tuvo este excepcional texto, es la realización de varias traducciones de documentos originales escritos en nahuatl del siglo XVI, una labor impresionante y sin comparación en su tiempo y en el actual. Y en la traducción, por supuesto, la mención de “un verdadero dios”, in nelli teotl, donde se encuentran las afirmaciones implícitas y explícitas, de un principio cósmico en el que se genera y concibe cuanto existe en el universo.
Precisamente, es en el primer capítulo de La Filosofía… donde Portilla se centra en la figura del tlamatinimeh o tlamatinime, que en náhuatl quiere decir los conocedores de cosas; representan al sabio antiguo que basaba en la observación, los cálculos y la reflexión. Los tlamanime se encargaban de la transmisión de la sabiduría, eran grandes lectores y tenían el poder la tinta negra y roja (la sabiduría) donde ayudaban a su comunidad y daban el camino. Los sabios tenían la función social de promover la reflexión interna en el hombre para que éste se llegue a dominar.
Más tarde, Portilla aborda la discusión del universo náhuatl; en particular dos conceptos sobresalientes, a saber, la dualidad y la noción “estar en pie”. La dualidad se representa en el Dios Ometéotl, quién revela los dos aspectos de la realidad. Mientras que “estar en pie” se refiere a la preocupación de no tener un cimiento o un raíz respecto a las cosas del mundo.
Estos antiguos sabios se dedican a comprender el mundo que les rodeaba y su universo, de modo similar a los filósofos griegos, a través de interrogantes sobre el hombre, las divinidades, la vida, la muerte, el mundo y todo aquello que observaban y contemplaban. Estos el franciscano fray Bernardino de Sahagún llamó, precisamente, philosophos, a estos pensadores, y los colocó “al menos al nivel de los presocráticos (no menos que el de un Heráclito o un Parménides)”.
Flor y canto es el tercer capítulo dedicado a la poesía, para mi uno de los más interesantes en cuanto a la forma en que Portilla distingue verdad de la ilusión. “¿Sobre la tierra se puede ir en pos de algo?” Es decir, ¿Se puede contar con algo estable que no sea transitorio? La naturaleza doble del universo se podía llegar a discernir a través del conocimiento que implica “flor y el canto”.
Pero más allá de describir los capítulos donde Portilla explica la filosofía náhuatl, o relación del hombre como juguete de Dios dentro del cosmos nahua; me parece dable indicar la manera en que los tlamatini son artistas en un sentido más amplio de lo que se entiende por el concepto eurocéntrico de “artista”; más bien representan una sabiduría verdadera y simbólica, son capaces de interpretar los códices y representar el pasado a través de sus actos como lo hicieron los antiguos griegos.
Este hermoso texto, también aborda la figura del más grande gobernante y señor de Tetzcoco: Nezahualcoyotl, a quien se le atribuye haber descubierto la idea de un dios único, creador de todas las cosas. Fue precisamente Nezahualcoyotl quien más utilizó las expresiones Tloque in Nahuaque e Ipalnemohuani para referirse al Principio Supremo Dual: Ometeotl, según lo refiere el maestro León-Portilla.
“¿Acaso de verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea jade se quiebra,
Aunque sea oro se desgasta,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.”
El estudio de la filosofía antigua nos permite abrir nuevos horizontes para el mexicano contemporáneo, para la idea de identidad y, ayuda a comprender mejor nuestro entorno; por supuesto a abordar la idea de qué es filosofía en mundo globalizado, y específicamente, qué es filosofía en México; donde hoy más que nunca, parece que los antiguo coexiste con distintas concepciones de la vida.