50 años de El Sol Rojo, la icónica escultura del Estadio Azteca

El Sol Rojo de Alexander Calder.

 

El Sol Rojo es la escultura magna que engalana el acceso principal al estadio azteca. Es la pieza más grande realizada por el artista estadounidense Alexander Calder, que cuenta con asombrosos 25. 8 metros de altura de acero total, diseñada para fusionarse con las dimensiones del Estadio.

Alexander Calder  (1898 – 1976) fue uno de los principales innovadores de la escultura del siglo XX. Su obra se cuenta entre los artistas contemporáneos más conocidos a nivel internacional. Calder supo dar expresión al espíritu móvil de su tiempo, de hecho, obtuvo fama mundial con sus  móviles accionados por el viento.

El Sol Rojo se encuentra en la explanada del Estadio Azteca y es visible desde la Calzada de Tlalpan. Aunque millones de personas lo han visto, la mayoría ignora el valor artístico que tiene, ya que esta obra es cumbre de Alexander Calder, uno de los escultores más innovadores del siglo XX.

 

Esta pieza de Calder tiene tres grandes patas con soldaduras que le imprimen una espectacular estética. El centro del Sol es un rojo warm que brinda un tono que puede ser resplandeciente al medio día y opaco al amanecer y atardecer. De sus tres patas emergen los círculos concéntricos azules y blancos siguiendo el diseño corporativo de los juegos olímpicos del 68, el proyecto está en proceso de ser realizado tras tres años de espera.  La creación del El Sol Rojo tuvo lugar décadas atrás, durante los preparativos para la celebración de los Juegos Olímpicos de México 68.

Una de las peculiaridades de este evento deportivo, fue darle mayor peso a la cultura y entre los ejes centrales de este proyecto estaba la Ruta de la Amistad, un corredor escultórico ideado por el artista mexicano Mathias Goeritz para llevar el arte moderno a las calles, conformado por 19 esculturas artísticas procedentes de los cinco continentes, que fueron colocadas en Periférico, a kilómetro y medio de distancia entre ellas.

La Ruta de la Amistad se conformó de otras tres obras colocadas en el exterior de algunos espacios deportivos, como el Palacio de los Deportes, el Estadio Olímpico Universitario y en el Estadio Azteca. Fue precisamente en este último sitio donde se colocó el Sol Rojo

Cuando los Juegos Olímpicos llegaron a su fin, como muchas otras cosas, estas esculturas cayeron en el abandono. El desconocimiento de la importancia artística y cultural de las esculturas, así como el poco o nulo mantenimiento que recibieron, contribuyeron a que el trabajo de artistas como Willi Gutmann (Suiza), Germán Cueto (México), Grzegorz Kowalski (Polonia), Todd Wiliams (EU) o Kiyoshi Takahashi (Japón), se perdiera entre el crecimiento urbano.

Por fortuna, desde hace unos años el Patronato de la Ruta de la Amistad, junto con otras organizaciones, Embajadas y empresas, empezaron a trabajar en un programa de restauración, conservación y difusión del legado que dejó la Olimpiada Cultural del 68.

El Sol Rojo ha recibido mantenimiento varias veces y en la actualidad, se le considera una escultura representativa tanto del Estadio Azteca como del sur de la capital mexicana. No obstante, lo que sigue faltando es difundir cuál es su importancia, y fomentar que sea la propia sociedad la que cuide y valore este tipo de legados.