La historia del Parque Lira y su relevancia en la Ciudad de México.
Cuando hablamos de parques y sitios recreativos que se han mantenido incólumes durante la longeva historia de la Ciudad de México, quizá vienen a nuestras mentes lugares como el Bosque de Chapultepec o la Alameda Central. Sin duda estos espacios han permeado la cotidianeidad de la vida capitalina a lo largo de los siglos, pero también existen otros puntos de la capital que destacan por sus amplios terrenos y agradables vistas.
Tal es el caso del Parque Lira, uno de los jardines más interesantes de toda la ciudad. Se trataba de un lugar con profusa vegetación, que resultaba ameno por sus hermosas huertas. La flora original consistía en una sugestiva mezcla de plantas nativas de la zona, y otras flores de distintas latitudes del país.
Y pese a que actualmente ha desaparecido una significativa cantidad de la vegetación, aún es posible apreciar los bellos jardines que adornan los alrededores de las residencias que se han construido en el predio.
El Parque Lira se ubica hoy en la avenida homónima, dentro del genial barrio de Tacubaya. Los antecedentes de este grandísimo parque se remontan a la historia de una propiedad privada que solía perteneces al Conde de Cortina. Se trataba de la Casa de la Bola, una hermosa edificación rodeada de huertas y jardines suntuosos.
Conforme avanzaban las décadas, los jardines fueron vendidos por separado, para que formasen parte de otra propiedad. Los últimos dueños de dicha construcción, fue la familia Lira Mora, un grupo de empresarios de textiles quienes fungieron como propietarios durante los primeros lustros del siglo XX. Fue por este motivo que su apellido permaneció como el nombre de la propiedad.
La familia no dudó en hacer del terreno un jardín aún más exuberante. Los Lira se encargaron de adornar el terreno con detalles que evocaban la realeza, con espejos de agua, arcos de acceso, fuentes de bronce y muchísimas decoraciones de carácter floral.
Para la etapa del gobierno de Lázaro Cárdenas, la residencia fue expropiada y se convirtió en un albergue para niños con enfermedades mentales. Más tarde se volvió la sede de las oficinas de la Delegación Miguel Hidalgo, y con ello, el Deportivo Parque Lira.
A pesar de sus cambios y modificaciones, el Parque Lira continúa siendo un referente clave de extravagante vegetación y esplendorosas construcciones. Un ejemplo claro es la Casa de la Bola, hoy museo, que vale la pena conocer y explorar.
Con información de: ciudadmexico.com.mx
Leave a Reply