De los Ramones a The Doors, esta ciudad ha recibido a varios bandas míticas de la música internacional.
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Resulta reconfortante pensar que las artes son coetáneas al nacimiento de la humanidad. Esa necesidad inherente que el ser humano tiene no solo por expresarse, sino también por sensibilizarse es una de las más hermosas características que nos definen. Y en el caso específico de la música, es pertinente aseverar que ésta es imprescindible en la vida de toda persona.
Pocos logran concebir un día sin música, se trata de una de las creaciones más sublimes del hombre. Y lo mejor es que constantemente nacen nuevas y mejores vertientes de ella; géneros que además de ser pegajosos y bailables también fungen como un reflejo de situaciones sociales, políticas y culturales que dibujan el semblante de una sociedad.
Si hablamos del soul, por ejemplo, aludimos al concepto de libertad; el punk, por el otro lado, es una protesta transgresora; recordar el clásico rock & roll es hacer referencia al portador de voz de las minorías oprimidas; y pensar en la psicodelia es remontarse a los 60 y comprender el término “alucinante”. Cada uno de estos géneros tiene sus antecedentes, su motivo y mensaje. Y pensar en ellos es también pensar en sus más importantes artífices.
Por fortuna para los capitalinos, varios artistas y grupos visitaron esta ciudad durante el siglo pasado, para ofrecer conciertos verdaderamente inolvidables. Lo hicieron en foros inadvertidos, pues según cuentan algunos medios el gobierno temía lo que podía pasar si tantos jóvenes se congregaran en un solo sitio y con un solo fin: sentir la música. Aquí algunos de los conciertos más legendarios que permearon la vida musical underground de la capital:
James Brown
James Brown es quizás el epítome de lo que significa ser un genuino cantante de soul, tanto, que es considerado por muchos como el padrino oficial de este hermoso y delicioso género. Primeramente, el plan era que Brown ofreciera un grande concierto en el Auditorio Nacional, sin embargo (y por razones que se desconocen), se le negó el permiso al promotor que quería lograr aquel cometido. El concierto tuvo que posponerse, y unos meses después, el cantante se presentó en el Hotel del Prado en 1976, donde ofreció un estupendo show con varios músicos y bailarines.
Ramones
Este concierto es bastante recordado, pues se llevó a cabo en un balneario en Pantitlán, lo cual iba perfecto con el estilo de la banda, siempre rompiendo los cánones y protestando contra convencionalismos. El lugar estaba repleto de jóvenes, que al unísono cantaban éxitos como “Sheena is a Punk Rocker”, “I Wanna be Sedated” y “Hey Ho Let’s Go”. Dicho evento se celebró en 1992.
Chuck Berry
Aquellos que tuvieron la oportunidad de ver a Chuck Berry tocando los acordes de “Johnny B. Goode” pueden jactarse de ser una de las personas más afortunadas del mundo de la música. Verdaderamente se trató de uno de los artistas más influyentes en la historia del incipiente rock & roll, ese género rebelde que ponía a todos a bailar como unos locos sin control. El concierto fue en 1974, en el Teatro Ferrocarrilero.
The Doors
El grupo psicodélico encabezado por el Rey Lagarto, Jim Morrison, visitó la CDMX en 1969. Primero se había pensado que la banda se presentara en la entonces Plaza México, pero como los conciertos de rock estaban prácticamente prohibidos en la urbe, los promotores tuvieron que buscar otro recinto. Fue el Forum Colonia Del Valle, un lugar que comenzó a recibir a los apasionados de la psicodelia con una imagen de Morrison y el nombre de la banda en grandes letras en la marquesina.