“El culto a la vida es también culto a la muerte”.- Octavio Paz
Celebrando la muerte de los seres queridos se llega a revivirlos. El Panteón de Dolores, ubicado entre la segunda y tercera sección del Bosque de Chapultepec, es uno de los más grandes cementerios de la ciudad de México.
Este panteón tiene 23 lotes exclusivos: Constituyentes de 1917, de las Águilas Caídas del Escuadrón 201, de los Actores de la ANDA, de los Tramoyistas; el lote de la comunidad italiana, el lote de la comunidad Alemana, el lote del sindicato de Panaderos, el lote de los Maestros Jubilados del S.N.T.E, y el lote de la sociedad de alumnos del Colegio Militar.
También aquí cuenta con un bellísimo diseño al centro del lugar, el cual congrega una Rotonda de los Personajes Ilustres que data desde 1872.
En un círculo están acomodados Ramón López Velarde, Rosario Castellanos, Heberto Castillo Martínez, Jesús Reyes Heroles, Alfonso Reyes, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, María Izquierdo, Justo Sierra, Salvador Díaz Mirón, Silvestre Revueltas, Amado Nervo, Agustín Lara, Flores Magón, Diego Rivera, Enrique González Martínez y los restos de 90 mexicanos más, personajes ilustres de diferentes campos.
“Para los antiguos mexicanos la oposición entre muerte y vida no era tan absoluta como para nosotros. La vida se prolongaba en la muerte”, escribe Octavio Paz, en el capítulo Todos Santos, Día de muertos, en el Laberinto de la Soledad.
Fuera de México se suele pensar en la muerte como muerte, como pérdida, como ausencia. En México recordamos a nuestros muertos porque recordamos la vida de aquellos seres que permanecen en la memoria y en los recuerdos.
El panteón de Dolores acoge a los familiares de quienes sus restos reposan, así como de cualquiera que desee pasar el Día de Muertos entre criptas y tumbas, entre risas, recuerdos y música.
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