Conoce lo que hay detrás del nombre Dolores Olmedo.
María de los Dolores Olmedo y Patiño Suárez fue una mujer polémica, audaz y representante de un feminismo en el siglo XX. Dolores Olmedo es reconocida como una gran coleccionista de arte, cuyas obras se encuentran en el museo que lleva su nombre (Museo Dolores Olmedo Patiño) en el sur del Distrito Federal, conocida como “Hacienda la Noria” en la CDMX.
Lola Olmedo nació en Tacubaya, poco antes de la revolución mexicana en 1908, dentro de las circunstancias políticas y sociales del México del siglo XX que sentaron bases de modernidad y desarrollo. Le tocó vivir un proceso de maduración interna en la sociedad que colocó al país en condiciones de cambio en su historia. Fue la mayor de los hijos del matrimonio formado por la maestra normalista María Patiño Suárez y Manuel Olmedo Mayagoitia un profesionista que trabajaba como contador y abogado en algunos de los establecimientos de la Ciudad de México.
Desde finales de 1914 y durante 1915 la Ciudad de México padeció hambre y escasez, en parte por la muerte de su padre, y entraban y salían tropas pertenecientes a diferentes facciones revolucionarias, faltaba el abasto debido a la destrucción de líneas férreas y otros medios de transporte, colocando a los habitantes de la capital en condiciones de extrema necesidad.
La familiar Olmedo no cursó estudios regularmente, debido a las condiciones de estabilidad en el país y dificultades familiares, y recibieron clases de su madre en la escuela primaria de Tacubaya donde daba clases. La influencia principal en su vida y su carácter provenía de ejemplo cotidiano de su madre, por quién Dolores sintió una especial y abierta devoción. Años más tarde, Lola ayudaba a su madre dando algunas clases de dibujo a grupos de niños pequeños, se interesaba por las artes, después de iniciar estudios se preparaba para cubrir los créditos correspondientes a la secundaria y posteriormente ingresar a la escuela nacional preparatoria como requisito anterior a la Universidad Nacional.
Las artes tuvieron un renacimiento después de la revolución, se adentraron en sus raíces renovando el sentido cultural y científico, surgiendo así una nueva generación que incorporaba nuevos valores que permitieron enfocar los esfuerzos hacia la creación, acentuando la sensibilidad a las injusticias sociales, para edificar una sociedad basada en el nacionalismo e ideada en el progreso y el desarrollo.
Entre los representantes más importantes de la época se contaba a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Alfonso Caso, Narciso Bassols, Antonio Castro Leal y Daniel Cosío Villegas. Fue en esta década cuando Dolores Olmedo conoció a Diego Rivera y también se relacionó con Howard S. Philips, quién se convertiría en su esposo, una de las figuras que serían importantes para su formación intelectual e impulsaría de manera determinante muchas de sus acciones.
Alrededor de 1924 Dolores conoció a Diego Rivera en el edificio de la Secretaría de Educación Pública, de ahí surgió una relación basada en el mutuo interés por el arte, el pintor le pidió a la maestra Patiño permiso para que la joven posara para él. Rivera realizó varios dibujos y una litografía; sin embargo, para ella su amistad estuvo llena de profunda admiración.
Dolores curó dos años en la escuela de derecho, y más tarde completó estudios en arte en la Academia de San Carlos y de música en el Conservatorio Nacional, aprendizajes que con los años le resultarían útiles para posteriormente impartir clases.
Dolores Olmedo conoció y se casó con el editor de la revista Mexican Life, Howard S. Philips, que tenía una tendencia hacia la actividad artística, además de que difundía los atractivos turísticos de México para los extranjeros en 1935. Con Phillips tuvo cuatro hijos; Alfredo, Irene, Eduardo y Carlos. Debido a este matrimonio se adentró más en el mundo de la cultura conoció a gran parte del grupo de contemporáneos: Carlos Pellicer, Salvador Novo, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, entre otros, formando la crema y nata de la juventud culta.
Para finales de los años 40, Dolores Olmedo y un asociado, Pagelson se convirtieron en gerentes de grupo CICSA (Compañía Inmobiliaria y Constructora) cuya actividad era de tipo empresarial y relacionada con la construcción. Gracias al dinero de la construcción, Dolores pudo adquirir muchas obras de Diego Rivera, ya condenado a muerte por el cáncer que sufría, quién durante mucho tiempo la orientó a comprar piezas prehispánicas con las cuales inició su colección. La colección de piezas arqueológicas, diversos trabajos pictóricos, obras de arte y objetos que pertenecieron a Frida Kahlo serían destinadas para construir museos públicos.
Diego Rivera registró su testamento público abierto en el cual legaba bienes inmuebles a diez personas, en este acto se encontraba Dolores Olmedo. Por otra parte, Diego se sintió en libertad de legar sus obras de arte y los museos para exhibirlas al pueblo de México. En octubre de 1956, además de las obras de arte que Dolores Olmedo había adquirido, Diego le sugirió adquirir diez cuadros más, para enriquecer su colección y asegurar su legado. Un par de meses antes del fallecimiento de Diego Rivera, se firmó la escritura del fideicomiso, documento que fue firmado por Dolores Olmedo y Alfonso Quiroz Cuarón en donde se nombraba a Dolores como presidenta del comité técnico del fideicomiso. Por último, el 20 de octubre de 1957, Diego Rivera, en mal estado de salud, extendió una carta ante notario público, concediendo a Dolores Olmedo, los derechos autorales de todas sus obras, textos y documentos en su poder.
Desde principios de los 60, Dolores Olmedo aportó dinero rescatar y continuar con muchas de las tradiciones mexicanas promoviéndolas en diversas exposiciones de arte en varios países, sobre todo el creado por Diego rivera y Frida Kahlo. Dentro del propio museo, sus salones y otros espacios, han servido de escenario para exposiciones temporales.
Sin embargo, se ha dicho que las maneras de Dolores Olmedo para hacerse de las obras de arte han sido digamos, controversiales: abuso de confianza y desaparición de obras que tenía a su cuidado fueron las más frecuentes, y que algunas obras que estaban bajo su resguardo para ser expuestas o valuadas, quedaron en su poder y se negó a entregarlas.
En 1962 Dolores Olmedo decidió adquirir la hacienda “La Noria”, en Xochimilco, donde reubicó su colección. Impulsó la creación del Museo Arqueológico de Santa Cruz Acalpixca; donó terrenos para la construcción de centros educativos, creó la Fundación Dolores Olmedo Patiño A.C, el Fideicomiso Museo Dolores Olmedo Patiño con el fin de albergar las 145 pinturas de Diego Rivera, 25 de Frida Kahlo, 42 de Angelina Beloff, más de 600 piezas prehispánicas reconocidas y registradas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, varios santos estofados del siglo XVIII, la colección de arte popular, 4.000 libros de la Biblioteca, pavos reales, guajolotes, patos, perros xoloitzcuintles y un jardín ecológico con más de 25 variedades de plantas y árboles mexicanos. Dolores Olmedo falleció el 27 de julio de 2002 en su casa de Xochimilco.