Los trabajos de saneamiento beneficiarán a más de 160 mil habitantes.
Antes de la llegada de los españoles, el lugar donde hoy corre el Río Magdalena se llamaba Atlitic, un topónimo en náhuatl que quiere decir “lugar donde abunda el agua”. En aquella época, pertenecía al señorío de Coyoacán. Pero tras la Conquista, la zona pasó a ser parte del Marquesado del Valle de Oaxaca, es decir de Hernán Cortés. El español le encargó a los dominicos evangelizar el barrio.
Fue así como nació el pueblo de María Magdalena Atlitic, que dio nombre al río que hoy se desdobla por varias delegaciones sureñas de la capital. Comienza en el cerro de San Miguel, en la sierra de las Cruces, en Cuajimalpa. Lo van alimentando varios manantiales de Los Dinamos, y corre a cielo abierto por la Magdalena Contreras, hasta arribar a la presa de Anzaldo.
Atraviesa San Jerónimo Aculco, San Ángel y Chimalistac, pero de manera entubada, pues en 1930 se decidió cerrar el río por cuestiones de sanidad. Vuelve a aparecer a la superficie en Coyoacán, y se une con Río Mixcoac para desembocar en Río Churubusco. En total, se compone de 28 kilómetros.
Actualmente, la parte más alta se utiliza como criadero de truchas. Sin embargo, durante los últimos años, varias zonas del río tuvieron problemas de calidad, por los desechos urbanos y los desagües. Por este motivo, surgió el Proyecto Integral de Rescate del Río Magdalena.
Las labores corrieron a cargo del Sistema de Aguas, y tuvieron como propósito preservar las condiciones de limpieza de este cuerpo de agua tan importante para la zona sur de la Ciudad de México. Gracias a lo que se ha logrado, se estima que se beneficiarán más de 150 mil habitantes de delegaciones como la Magdalena Contreras, Tlalpan y Coyoacán.
Finalmente se ha concluido la iniciativa, y se ha comunicado que se alcanzó una mitigación ecológica de suma relevancia, que acabará con los malos olores que caracterizaban a la zona.
Cabe mencionar, que para el saneamiento se construyeron colectores para captar las descargas de aguas residuales. De esta manera, será posible proteger a la población en caso de inundaciones por lluvias.
Gracias a este maravilloso proyecto, la presa Anzaldo se llenará únicamente de agua de lluvia, y no recibirá ninguna descarga de aguas domésticas. El rescate de este cuerpo de agua, que desde épocas prehispánicas corre por la capital, significa un gran avance, pues por un lado salvaguarda a los habitantes vecinos y por el otro, cuida uno de los pocos ríos que aún se pasean por la urbe.