Los mapas son retratos fascinantes del tiempo. De como se mueve a través de las cosas, de las personas (nosotros los vulnerables a él).
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En los mapas –la primera representación geográfica de nuestra dimensión– uno puede pasarse horas imaginando mundos. Lugares inexistentes ya, pero que no dejan de recordarnos que todo territorio imaginado es posible, o alguna vez lo fue.
Si bien no se tiene prueba ni certeza de que se hubiesen realizado mapas en la gran Tenochtitlán, con anterioridad a la conquista, sí se tiene registro de algunos que fueron creados por mexicas, pero por mandato de los españoles, o porque se vieron obligados a realizarlos para disputas territoriales. Por ello es que se considera que los mapas son un instrumento cartográfico esencialmente europeo, y que las versiones de nuestro territorio también lo son.
Pero, a pesar de considerarse bocetos foráneos, no dejan de mostrarnos la belleza de un territorio tan fantástico como lo fue la Gran Tenochtitlán, aquél imperio utópico que solo podemos permitirnos imaginar mediante códices y mapas.
Precisamente hoy te presentamos una preciosa colección de mapas que fueron dibujados entre los años 1500 y 1700; representaciones tan antiguas como asombrosas, que nos permiten entrever cómo era nuestra capital hace unos 500 años y qué importaba a la mirada europea visualizar entre estos papiros.
Por ejemplo, se encuentra el mapa más antiguo de la Ciudad de México, “El mapa de Nuremberg”, que data de 1524 y concentra una serie de bellos detalles como para pasar la tarde observando:
Los siguientes mapas fueron tomados desde el archivo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística A.C. y puestos a disposición del público de internet:
*Imágenes tomadas desde la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística A.C.
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