La calzada es una de las avenidas más importantes del norte de la ciudad.
La Calzada de los Misterios es una larga avenida que se encuentra en la zona norte de la Ciudad de México. Su trayecto actual se encarga de conectar a la Basílica de Guadalupe con el icónico Paseo de la Reforma.
Su trazo original data de la época prehispánica. Los mexicas construyeron la calzada con el objetivo de unir a México-Tenochtitlán con el resto de la cuenca del Valle de México. Dicho camino, en aquel periodo, conectaba a la ciudad con el pueblo de Tepeyac, ubicado en el cerro homónimo en lo que hoy conocemos como la Sierra de Guadalupe.
Cabe mencionar que esta zona, desde tiempos precolombinos, ya era un lugar místico y de carácter religioso. Antes de la aparición de la Virgen de Guadalupe, en el poblado se ubicaba un pequeño templo dedicado a la diosa Tonantzin, la madre de todos los dioses para el pueblo mexica.
Al igual que la actual Basílica, el templo era visitado por numerosos grupos de personas, que en busca de espiritualidad atravesaban la calzada para llegar a venerar a la deidad.
Aunado a sus fines religiosos, la calzada también funcionaba como un dique, que separaba el agua dulce que provenía de los cerros de la salada que venía del Lago de Texcoco.
Se le conocía como Calzada de Tepeyac, y a pesar de que cuando los españoles arribaron se dieron a la tarea de destruir y modificar muchas obras de infraestructura de los aztecas, la calzada se mantuvo y siguió teniendo importancia durante el periodo colonial. Tras la aparición de la Virgen y la construcción de su templo, tanto la población como las visitas al cerro aumentaron y la calzada se convirtió en una de las calles más concurridas de la época.
En aquel entonces, se llamaba Calzada de Piedra, sin embargo, el pueblo mexicano le decía Calzada de Guadalupe. En 1604, la calle sufrió una terrible inundación, pero al cabo de cinco meses la avenida fue totalmente reconstruida.
El nuevo aspecto de la calzada se enriqueció con 15 monumentos que representaban los 15 misterios del Rosario. Por este motivo, la calle se nombró Calzada de los Misterios.
Hoy por hoy, la calzada, además de ser una calle de gran importancia en cuanto a movilidad en el norte de la ciudad se refiere, es también un camino que siguen los peregrinos cuando sienten la necesidad de una presencia espiritual y religiosa en sus vidas. Recorrer la Calzada de los Misterios, ya sea a pie o en coche, es una alusión al recorrido místico de nuestros antepasados.
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