Unidad de desarrollo de un espacio abierto para la comunidad.
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En 1962 el Presidente Adolfo López Mateos expropio 35 hectáreas al oriente de la ciudad de México, en un terreno que 10 años más tarde se convertiría en la famosa Unidad Habitacional Iztacalco, que comenzó su construcción en 1973, dividida en cuatro secciones con una capacidad para resguardar a 22, 000 habitantes con un 5,200 viviendas.
Con la fundación del Infonavit en 1972, comienza el segundo auge de los desarrollos habitacionales, y se levantan unidades como Vicente Guerrero, Plateros e Iztacalco. Este crecimiento se mantuvo hasta 1992, ya que en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari el mercado inmobiliario y su desarrollo quedan en manos de empresas privadas.
La Unidad Habitacional Iztacalco se construyó para subsanar la explosión demográfica, la transformación territorial y el crecimiento de ciudades hacia el margen de la ciudad, lo cual generó necesidades para mejorar infraestructura, de servicios públicos y viviendas para sus habitantes. Cuando surgieron las unidades habitacionales, casi todos fueron pensados para ser desarrollos verticales y con prototipos de vivienda para núcleos familiares con un número determinado de habitantes, en muchos de los casos, superiores a los espacios diseñados hoy en día.
La mayor característica de la unidad Iztacalco fue la de introducir la arquitectura de paisaje al desarrollo de viviendas de interés social, como no se había hecho en el país, resaltando conceptos ambientales para crear un hábitat completo de vivienda que mejorara la calidad de vida de sus habitantes al interrelacionar interiores con exteriores que incluyen áreas recreativas, zonas comerciales y recursos naturales.
El problema con estas tecnologías de medio ambiente: deben ser mantenidas por la comunidad. La intención ecológica y los distintos espacios de juego y esparcimiento comunales y públicos, desaparecieron tras el terremoto ocurrido el 14 de marzo de 1979; con el terremoto que popularmente se conoce como “Terremoto de la Iberoamericana” que con una magnitud de 7.6, hizo que el lago artificial se secara por completo en menos de 24 horas a raíz de un agrietamiento. La vivienda de patos y peces también desapareció.
El área del lago seco fue rehabilitada para convertirse en un parque. No obstante, la poca atención gubernamental que tuvo desde el inicio el proyecto, la incursión de la iniciativa privada en terrenos cercanos a la unidad, instalando grandes tiendas departamentales, plazas y comercios dieron la espalda a un espacio que pudo haberse convertido en un lugar de asistencia para los multifamiliares.
Aunque han sido varias las iniciativas de rehabilitar el parque, la mayor parte del tiempo ha estado marcado por el desvío de los recursos públicos, y dejando además de un “ex lago” también un “ex parque”, que a pesar de muchas circunstancias, a la fecha sigue siendo utilizado con un espacio de juego, fiestas, clases de aeróbics en un espacio semi renovado que ya no se distingue por nada de su glorioso pasado en tan poco tiempo.
En comparación de otros parques, como el parque México o el Parque España, cuyos espacios son bien cuidados y su planeación e inversión se ve reflejada en sus áreas verdes, juegos infantiles, la unidad iztacalco no se salva del deterioro salvo por las iniciativas de vecinos; a pesar de que ser un atractivo poco habitual en la ciudad.
La unidad Habitacional Iztacalco también cuenta con muy pocos registros audiovisuales o formales de la existencia del lago, su existencia es casi un mito urbano, y es gracias a las acciones de asociaciones de vecinos, que presentan quejas a las autoridades y que de forma autogestiva implementan mejoras a las unidades, es como se ha conservado este espacio.