La vida es eso que pasa mientras esperas…
Si hay algo cansado y exasperante en la vida son las eternas esperas en los aeropuertos. Sentarse en una de esas sillas incómodas y matar el tiempo en lo que el viaje se concreta, es desesperante. Sobre todo, cuando hay que aguardar más de cinco horas para transbordar o cuando el vuelo en el que vamos se retrasa indefinidamente.
En honor a la vida ajetreada del siglo XXI y para remediar la incomodidad de la espera, hace unas décadas, unos empresarios japoneses idearon un tipo de hotel en el que el espacio para los huéspedes es reducido. Compartimentos de no más de 2 metros de longitud (suficiente espacio para dormir) hechos con fibra de vidrio destinados para tomar una siesta como se debe. Aunque este hostal se desarrolló plenamente en el país Nipón, la idea fue tan buena que poco a poco el resto del mundo la fue adoptando.
Recientemente, este tipo de hotel futurista se inauguró en México. Está ubicado en la planta alta de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Su apertura ha llamado la atención de todos, entre otras cosas, porque es el primer lugar en el país que le ofrece a sus visitantes la posibilidad de dormir dentro de una cápsula.
Este lujoso albergue se llama Izzzleep. Cuenta con 40 cápsulas inteligentes que pueden ser rentadas el tiempo que el pasajero necesite. Los precios de la estancia deambulan entre los 160 pesos por hora y los 700 pesos la noche, todo depende de los erráticos horarios de los aviones.
Desde la entrada, hasta la salida, quedarse en este espacio resulta una aventura digna de los Supersónicos. Esto se debe, entre otras cosas, a que cuando uno se registra recibe una tarjeta que abre las puertas de una estructura parecida a una nave espacial equipada con un sinfín de comodidades.
Lo primero que sorprende es que además de derecho a un cuarto, cada visitante tiene chance de: guardar sus pertenencias en un casillero (que contiene una frazada, calcetines y tapones para los oídos), bañarse en una asombrosa zona de regaderas y ponerse el pijama en un vestidor privado.
Tras pegarse un regaderazo, los inquilinos momentáneos de Izzzleep entran a un compartimento especial lleno de cajones misteriosos y luces que parecen de otro tiempo. Luego dos puertas se abren y se tiene acceso a una habitación pequeña pero increíble protagonizada por un colchón cómodo. No se necesita nada más.
Cada cápsula cuenta con una moderna consola desde la que se puede controlar la intensidad del ventilador y de la luz, y en la que hay oportunidad conectar cualquier tipo de dispositivo gracias a las dos entradas de USB y a un enchufe.
El cuartito también tiene una caja fuerte para guardar artículos de valor, y por si todo lo anterior fuera poco, cuenta con una pantalla de alta definición – que baja mágicamente desde el techo – en la que se puede ver Youtube y Netflix ya que el lugar tiene una conexión de Wi-Fi.
Foto: El Universal
Alguna vez John Lennon dijo: “La vida es eso que pasa mientras estamos haciendo otra cosa”. Tras visitar Izzzleep una cosa queda clara: la vida es eso que pasa cuando nos evitamos las esperas aparatosas y dormimos bien.