Todo lo que tienes que saber sobre la muerte en un museo de San Ángel.
Hace más de 300 años el capitán Juan de Ortega y Baldivia adquirió una cripta para él y su familia, en uno de los monasterios más originales de la ciudad de México, el ex convento y colegio de El Carmen, en San Angel. Claro que nunca se imaginó que pasarían a la posteridad gracias o que les sucedió años más tarde: un proceso natural de momificación.
Cerca de la Plaza de San Jacinto en San Ángel, con calles empedradas, parques aledaños muy apacibles y negocios locales dan especial ambiente al lugar. Tiene un sabor y olor pueblerino, de una época que conserva calles dignas de nuestra historia.
En la zona aledaña al ex convento era el sitio para que las familias ricas de la época construyeran sus casas de verano, alejados del centro (a 12 kilómetros). Las criptas están ubicadas bajo la nave de la iglesia y se destacan por el uso de azulejos de Talavera poblana del siglo XVII, con decoraciones murales y altares, un pequeño retablo dorado y pilas de agua bendita hechas de alabastro.
Para ingresar al sitio hay que caminar por un crucero y altares que dan impresión de estar realmente dentro de una pequeña iglesia. Hay cráneos con un rictus desgarrador, las manos extendidas o encogidas y la vestimenta luida, despiertan en algunos casos el temor a lo desconocido, el misterio, y el asombro ante la excepción, de que luego de la muerte los 12 cuerpos se hayan deshidratado, y quizá, no hayan logrado el descanso eterno.
En general se acude con respeto y en silencio a la cripta, prevalece la incógnita en torno a la identidad de las 12 momias, descubiertas en la capilla mortuoria, entre 1917 y 1918, cuando las tropas revolucionarias ingresaron al lugar en busca de tesoros. De hecho es poca la investigación que existe acerca del caso de las momias de San Ángel.
La conservación de las momias se hace dos veces al año, cuando son fumigadas para evitar la proliferación de microorganismos. Pero las criptas tienen una mejora en su museografía ya que son elementos importantes para el Museo. Son 30 minutos en un cuarto lleno de momias.
La mayoría de las piezas del museo pertenecen al arte sacro virreinal, herencia de los monjes carmelitas entre las que se encuentran obras de artistas sobresalientes de esa época, como Miguel Cabrera, Cristóbal de Villalpando o Juan Correa. Los vestigios de la forma de vida que llevaban los monjes y que está implícito en muchos de los rincones te transportaron siglos atrás.
Te topas con un claustro con increíbles juegos de luz y sombra, una impresionante sacristía y un jardín que rememora los antiguos huertos de los frailes. Es entonces cuando el cielo comienza a tronar y el aire a oler a lluvia: 12 cuerpos conservados y momificados de manera natural entre 1916 y 1917.
El origen de los cuerpos es incierto. Un fraile del templo carmelita quiso volver a darles sepultura, pero los habitantes en San Ángel se opusieron alegando que eran parte de la comunidad. Su destino fue el mismo Colegio del Carmen, en donde el gobierno federal creó un pequeño museo en 1921 donde además de las momias, se resguardaron las obras que habían dejado los frailes.
En este caso, la momificación se debió a que el terreno donde fueron enterrados está compuesto de tepetate, lo que contribuyó a que el proceso de deshidratación de los cuerpos se acelerara y se inhibiera la proliferación de bacterias, enzimas y hongos que descomponen los tejidos y producen la descomposición de los cadáveres.
La importancia de esta muestra es que describen los significados de la muerte en distintas culturas y épocas de manera interdisciplinar, además de que explican cómo es que los cuerpos quedan momificados; de hecho, aquí aprenderás que las momias de México son, por lo general, producto de fenómenos naturales y que no necesitan intervención de la gente, como las egipcias.
Exposición de momias en CDMX
¿Dónde? Museo del Carmen, plaza Del Carmen 4, San ángel
¿Cuándo? del 12 de diciembre a marzo de 2019
¿Cuánto? $60
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Foto de portada Inah