La nostálgica policía charra regresa para vigilar Garibaldi y Bellas Artes

El regreso de un poco de nostalgia en la CDMX.

 

La policía a caballo, o charra como se llama por su vestimenta, se dedica, por supuesto a la vigilancia, pero también evita asentamientos irregulares, la tala de árboles y sobre todo mantiene la seguridad pública en las zonas ecológicas y agrestes, donde los vehículos automotores no puedan acceder.

Los destacamentos de esta unidad de policía se encargan de dar seguridad y protección en parques, jardines y zonas ecológicas, de ahí que hayan llegado a estas zonas de Garibaldi y el parque de Bellas Artes. Asimismo, cuando hay eventos deportivos, sociales y artísticos vigilan los foros donde se llevan a cabo.

 

 

La policía montada también colabora en la conducción y seguimiento de eventos masivos, como son: marchas,manifestaciones, plantones y mítines. Y en algunas alcaldías como Iztapalapa, vigilan que haya seguridad en las colonias y unidades habitacionales con mayor índice delictivo.

La policía a caballo apoya a los elementos pie a tierra y grupos móviles, y tienen un lugar para dar equinoterapia, un tratamiento alternativo que utiliza la monta natural de caballos como instrumento de rehabilitación, están la posibilidad de una vida diferente para aquellas personas con discapacidad ya que, ofrece un abanico de posibilidades a personas con problemas físicos, psíquicos, sensoriales y comportamentales.

 

 

La terapia con caballos es una terapia asistida e integral que durante años ha funcionado como herramienta terapéutica, pero es cada vez más usada y recomendada por los profesionales de la salud física o mental. Esto ya que la equitación produce grandes resultados en patologías que conlleven alguna limitación del aparato motor o muscular debido a la posición del cuerpo y al movimiento que produce el caballo al galopar.

Esto ya que el caballo posee características musculares únicas, que se valora por la agilidad, la armonía y la fuerza. El caballo al paso transmite vibraciones al cuerpo del jinete y en consecuencia a su cerebro, fomentando las conexiones nerviosas del mismo. Consiste en aprovechar los movimientos multidimensionales del caballo para estimular musculatura, huesos y articulaciones.

 

 

Pero durante esta época navideña y de fin de año la Alameda Central de Ciudad de México y Garibaldi estarán especialmente vigiladas por la policía charra. Claudia Sheinbaum, actual jefa de gobierno de Ciudad de México, anunció que se destinaron 30 elementos, 30 caballos, tres veterinarios y seis personas encargadas de la limpieza, divididos en tres turnos con 10 elementos y 10 caballos. Además de las labores de vigilancia, especificó, cumplirán también una función turística, ya que serán un atractivo para los visitantes

La policía montada cuenta con un total 700 equinos entrenados para combatir los delitos de bajo impacto, por ejemplo, “carteristas” y robos. El secretario de Seguridad Pública, Jesús Orta, detalló que se trata de un programa que se ampliará el próximo año a los bosques de Chapultepec y de Aragón, y particularmente a Garibaldi.

 

 

La presencia de esta policía está contemplada solo para esta época de fin de año, pero tras la conclusión de este período se analizará su permanencia, indicó Sheinbaum. La policía charra fue anunciada en 2002 por el actual secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, entonces jefe de policía de Ciudad de México (durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la capital).

Esta corporación fue retirada durante la administración de Miguel Ángel Mancera, pero por su carácter turístico y estético fue un proyecto que merecía la pena retomarse.

 

 

La medida ha generado diversas reacciones, especialmente por parte de personas preocupadas por las condiciones de los caballos. Fueron retirados por qué los animales están parados bajo el sol todo el día, no sé hacía algo útil y parecía mejor opción que los policías fueran a pie o en bicicleta.

A algunas otras personas la idea les ha parecido genial, ya que recuperar la tradición, cultura y costumbres que la modernidad diluye es gratificante.