Xipe Tótec en la Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán.
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Xipe Tótec es la referencia náhuatl para “nuestro señor desollado”. Fue una deidad de vida, muerte y resurrección de la cultura mexica; dios de la agricultura, vegetación, el este, las enfermedades y los orfebres.
Xipe Tótec es la parte masculina del universo, la región de la juventud y de la aurora, del maíz tierno. Representa la Renovación, el desprendimiento de lo que ya no es útil, la regeneración de la naturaleza espiritual en las personas, así como del suelo seco en suelo fértil. Esta deidad usaba el chicahuaztli para dar inicio a los rayos y atraer lluvia para ayudar al crecimiento del maíz, donde algunas veces el instrumento era representado como una serpiente.
Para la cultura mexica es el dios desollado y se asociaba con la piel de animales porque era símbolo de la renovación de la piel. Es común que se le represente llevando en la mano un chicahuaztli (un sonajero que llama a la lluvia). Asimismo, se le ve envuelto en la piel desollada de un humano y en figuras compuestas con atributos de algunos animales; por un lado está teñido de amarillo y por el otro de leonado.6
Xipe, como todos los representantes del maíz, era un dios rojo; y fieles a nuestra visión es representado como la “muerta” piel envolvente. A inicios del año, arqueólogos del INAH comprobaron la asociación con tal deidad tras hallar dos cráneos ‘desollados’ de piedra y una escultura fragmentada que la representan. También se localizaron dos altares de sacrificio, que coinciden con los que fuentes documentales vinculan a los templos de Xipe Tótec.
La influencia de Xipe Tótec en la fertilidad, la regeneración de los ciclos agrícolas y la guerra, fue reconocida por numerosas culturas del Occidente, Centro y Golfo de México, sin embargo, nunca se había encontrado un templo asociado directamente a su culto. Por tal razón se destacan dos altares de sacrificio, tres esculturas en piedra y diversos elementos arquitectónicos localizados en un basamento piramidal de la Zona Arqueológica de Ndachjian–Tehuacán, en Puebla, los cuales confirman que esta antigua ciudad resguarda al primer templo dedicado a tal deidad hasta ahora descubierto en el país.
Para la arqueóloga Noemí Castillo Tejero, directora del Proyecto Sur del Estado de Puebla Área Central Popoloca, la asociación del dios con los basamentos es manifiesta no sólo porque las esculturas representan dos cráneos desollados y un torso cubierto con piel de sacrificio, mismas que personifican a Xipe Tótec, sino porque el edificio, que habría sido usado entre los años 1000 y 1260 d.C., coincide en características con los sitios sacrificiales descritos por las fuentes documentales.
La investigadora emérita del INAH, añadió que la construcción se localiza al oeste del Conjunto Central de Ndachjian (en popoloca, ‘agua dentro de la olla’ o ‘dentro del cerro’) y tiene 12 metros de largo por 3.5 de altura, de acuerdo con lo que pudo conocerse en la temporada de exploraciones.
El hallazgo se registró luego de que en anteriores temporadas se localizaran restos de esculturas de esa misma deidad en un par de altares bajos que se ubican frente al templo en cuestión, y que ahora se exhiben en el Museo de Sitio de Tehuacán. Asistidos por 35 trabajadores de San Diego Chalma, los especialistas liberaron el cráneo y, a poca distancia, ubicaron un cubo estucado y decorado con color rojo, y el arranque de la escalinata que daba acceso al basamento piramidal de un templo.
La exploración además encontró un cubo adicional con pigmento rojo, el segundo de los cráneos de piedra y el citado torso esculpido de Xipe Tótec; este último “matado”, es decir, fragmentado ritualmente, por lo que no se descarta que en lo sucesivo pueda hallarse la cabeza, brazo derecho y pies; como ha sucedido con otras representaciones de esta deidad descubiertas en el área.
“Escultóricamente es una pieza muy bella –dice el arqueólogo Luis Alberto Guerrero- Mide aproximadamente 80 centímetros de alto y tiene un agujero en el vientre que se usaba, de acuerdo con las fuentes, para colocarles una piedra verde y ‘dotarlas de vida’ para las ceremonias”. Otro detalle está en el brazo izquierdo, el cual tiene una mano derecha colgada hacia atrás.
Cada uno de los cráneos de piedra mide unos 70 centímetros de alto y pesa alrededor de 200 kilogramos; también se encontraron “matados” según lo atestiguan respectivos cortes hechos a la nariz. Fueron esculpidas en piedra volcánica que es ajena a la región, por lo que se cree que si bien eran de material importado, se tallaron in situ dado que no muestran daños que quizá habrían sufrido durante su traslado, tomando en cuenta los escasos medios de transporte de la época.
Los cráneos son los primeros que se localizan en Ndachjian como elementos aislados y tallados en roca. Se espera que las esculturas, junto con otros materiales de cerámica y obsidiana recabados en la temporada de campo, puedan ser estudiadas a profundidad para indagar antigüedad, materiales y manufactura, en aras de incorporarlas finalmente al recorrido del Museo de Sitio de la zona arqueológica.