Del Códice al Mural se inaugura el 25 de mayo de 1987 en la estación Tacubaya, línea 1. De acuerdo con su autor, Guillermo Ceniceros, se titula así porque mucha de la información de esta obra la obtuvo del códice Ramírez y el códice Boturini. En más de un año de trabajo y en una superficie de aproximadamente 600 metros cuadrados, Ceniceros plasma la peregrinación de los mexicas desde su salida de Aztlán hasta su llegada al valle de México para fundar Tenochtitlán.
La técnica es acrílico sobre una cama de fibra de vidrio, cuya ventaja es que se puede restaurar. Las partes que estén en mal estado pueden ser retiradas, pues son como capas; es una especie de aplanado, acrílico, fibra de vidrio y pigmentos que tienen encima color, después color y más color, lo que forma las capas. Cada parte del mural fue hecha para facilitar la remoción y restauración. Además, este trabajo le permitió ser el único mexicano nominado al concurso de arte mundial.
El pintor, escultor y muralista, Guillermo Ceniceros nace en Durango, el 7 de mayo de 1939. En 1958 se gradúa de la escuela de Artes de la Universidad de Nuevo León. Colabora con el pintor y muralista David Alfaro Siqueiros en siete de sus murales más importantes, entre ellos, el magno proyecto del Polyforum Cultural. Ceniceros crea la mayoría de sus herramientas de trabajo. Amante de la literatura y la poesía tiene un profundo interés en el lenguaje castellano, su amigo Juan Rulfo, alguna vez dijo que los paisajes de Ceniceros, áridos y vacíos, eran como se imaginaba el mundo lírico de Pedro Páramo. Ceniceros ha creado murales en México, Estados Unidos y Canadá. Y su obra forma parte de las colecciones públicas y privadas en Chile, Yugoslavia y México.
A pesar de ser vistos por miles de personas a diario, los murales son a menudo ignorados y subestimados. El mural muestra la migración de los mexicas desde el mítico pueblo de Aztlán. Observa el mural y verás varias deidades prehispánicas, como la diosa de la luna Coyolxauhqui, la diosa madre con bordados de serpientes Coatlicue, el dios creador de serpientes con plumas Quetzalcoatl, el señor de la muerte y el inframundo Mictlantecuhtli.
En el segundo piso, el mural muestra la ciudad de Tenochtitlan, rodeada por el lago de Texcoco y pintada de tal manera que parece verse a la distancia desde un balcón, tal como Cortés la vio desde el volcán Popocatépetl.