El chapulín, la hormiga y el ciempiés formaban parte del arte-ritual mesoamericano

Insectos que formaron parte importante del arte prehispánico.

 

Los insectos ocupan un lugar muy importante en las tradiciones, comida, religión símbolos y hasta en la salud de las antiguas culturas de nuestro país. Si recorres la Ciudad de México encontrarás lugares con nombres de origen náhuatl relacionados con insectos como cerro del Chapulín (Chapultepec) o Azcapotzalco (hormiguero).

En la vida prehispánica hay muchas representaciones pictóricas o escultóricas de insectos. Los teotihuacanos consideraban a las libélulas como símbolo de la pureza del agua. Los mexicas las relacionaban con entes malignos o demonios habitantes del aire; los mayas prehispánicos de México y Guatemala cultivaron abejas sin aguijón para aprovechar sus mieles y ceras y las asociaban con la fertilidad.

 

 

Para los mexicas la hormiga era un animal de mal agüero y en la tradición popular la hormiga es la responsable de los eclipses de luna y sol. Como sea, las personas recolectan hormigas para comer o vender, y lo mismo con los escamoles y las hormigas chicantanas que se tuestan para molerlas con chile de árbol y preparar una rica salsa.

Aquí te dejamos algunas de las representaciones de los insectos en el arte prehispánico.

 

Mariposa

 

 

La mariposa es quizás uno de los insectos más difundidos en el arte de nuestro país, ya que fue el adorno más común de los incensarios de barro de Teotihuacán. Representaba a la flama y con frecuencia se colocaba al lado de Huehuetéotl, dios viejo del fuego. En Tula y en Chiché Itzá, la mariposa era usada en los sellos para imprimir diseños en vasijas de barro y como distintivo de los dirigentes. Los antiguos mexicanos conocían muy bien su ciclo de vida y sus hábitos: a los huevecillos les llamaban “ahuauhpapalotl”, a las orugas “ocuilpapalotl” y a las crisálidas “cochipilotl”. En la cultura maya las mariposas eran consideradas las almas de guerreros muertos en batallas o sacrificios.

 

Chapulin

 

 

El chapulín tenía un alto valor sagrado y representaba el poder sobrenatural para los mexicas. Chapulín es el nombre genérico en náhuatl del “saltamontes” o “langosta de la tierra”. La escultura de un chapulín rojo tallado en piedra roja que se encuentra desde el siglo pasado en el Museo Nacional de Antropología, es una hermosa pieza que proviene de la ciudad de México. En los códices, como el Boturini o Mendoza se usó al chapulín encima de un cerro para indicar el topónimo de Chapultepec. El chapulín también se utilizaba y aún se usa como alimento. Una ración de 100 gramos de estos insectos puede contener hasta 80 gramos de proteínas y solo cuatro de grasas no saturadas, además de varios minerales. Hay 54 especies de chapulines comestibles registradas en México, pero son las pertenecientes al género Sphenarium las más buscadas y comercializadas.

 

La hormiga

 

 

El Códice Florentino informa que para los mexicas la hormiga era un animal de mal agüero. Su presencia en una casa era signo de que algún enemigo malévolo y envidioso la había mandado para causar enfermedad, muerte, pobreza y ansiedad a sus habitantes.

 

El ciempiés

 

 

El término petlacoatl se usó para designar al ciempiés, aunque se dic que el término original es petlacolcoatl o centzommaye. El primero, hoy transformado en petasolcoate, viene de petlatl “petate”, zoltic o zolli, “cosa vieja” y coatl, “culebra”, es decir, se refiere al bicho, que por su forma de serpiente, su color amarillento y por el fleco que forman sus numerosas patas –400 según los mexicas– se parece al borde de un petate viejo. En los códices de los mexicas es frecuente la representación de ciempiés. Se creía que el ciempiés, la serpiente y Tlazoltéotl simbolizan la lujuria. Se creía que esta diosa podía provocar el pecado sexual y también perdonarlo después, siempre y cuando el responsable confesara.