Los escalofriantes murales de la capilla abierta de San Nicolás de Tolentino

El Templo y el exconvento de San Nicolás de Tolentino se encuentra en la ciudad de Actopan, en el municipio de la ciudad de Hidalgo. Uno de los monumentos históricos más importantes del estado de Hidalgo, así mismo, desde el punto de vista arquitectónico y pictórico, constituyendo uno de los mayores ejemplos de arte novohispano del siglo XVI. Fue un Monumento Histórico y Artístico de la Nación, mediante el decreto del 2 de febrero de 1933 emitido por el Gobierno de México.

La fundación del convento nació en 1546, cuando se ordenó en 1548, la obra se le atribuyó a fray Andrés de Mata. La construcción se erigió en 1550 y para 1573 el conjunto fue concluido junto con el templo, capilla abierta, convento, caballerizas, huerta y una enorme cisterna para los usos de la comunidad. Su estilo arquitectónico se relaciona con la mayoría de los estilos presentes en el Virreinato de la Nueva España. Muestra una combinación de estilos Plateresco, Mudéjar, Gótico, Románico y Renacentista; e integra algunos elementos del neoclásico.

Lo que más destaca del convento, es la pared pintura del cubo de la escalera y de la capilla abierta. Las paredes de la capilla abierta lucen pinturas murales con representaciones de la creación del mundo según el Génesis, Adán y Eva su expulsión del Paraíso, el Diluvio Universal, el fin del mundo según el Apocalipsis y el Juicio Final. También se pintaron escenas del infierno, donde los demonios torturan a los pecadores.

En las paredes del cubo de la escalera están representados los intelectuales, prelados y santos más notables del orden, como Agustín de Hipona, y Nicolás de Tolentino entre otos personajes. También aparecen las efigies de los caciques indígenas de Actopan e Izcuincutlapilco.

La capilla abierta fue construida para “servir” a las comunidades indígenas locales. Estarían apiñados en el patio para escuchar los sermones de los frailes y ser adoctrinados en la cosmovisión cristiana para convertirse en súbditos coloniales sumisos.

En ese momento, la región estaba llena de rebeliones indígenas y redadas de guerrillas por parte de las tribus chichimecas que se resistían a la conversión religiosa y, a menudo, atacaban los monasterios con tremenda ferocidad, quemándolos y asesinando a los sacerdotes que formaban parte de la orden agustiniana en los primeros años de los Estados Unidos de América.

Debido a que los pueblos indígenas eran iletrados en español y lo hablaban como segunda lengua o, con frecuencia, para nada. Se pensaba que los murales eran particularmente eficaces para complementar los sermones. Varias escenas bíblicas están representadas en las paredes de la capilla abierta, incluyendo a Adán y Eva siendo engañados por la serpiente; El diluvio de Noé; la paz y tranquilidad del cielo; los fuegos del purgatorio; Y los brutales tormentos del infierno.

Curiosamente, ciertos detalles están pintados en las escenas de la cosmovisión indígena precristiana. Incluyen representaciones de una pirámide precolombina y figuras claramente diseñadas para retratar a los aztecas a punto de caer en los fuegos del infierno. Otro detalle curioso son las fauces de un monstruo pintado cerca de una puerta que conduce al interior de la catedral. Se suponía que esta imagen estaba destinada a hacer las expectativas de una iglesia y un refugio seguro de la condenación.

¿Cómo llegar?

Desde la Ciudad de México, ir a la terminal Norte donde salen los camiones Flecha Roja u Ómnibus que tienen corridas frecuentes, pero si en el momento no encuentras una, puedes tomar el que te lleva a Ixmiquilpan, Zimapan o Ciudad Valles, que hacen parada en Actopan.

En Auto: Llegar a la salida de Indios Verdes y tomar hacia San Juanico hasta encontrar la carretera México-Pachuca, de ahí seguir los señalamientos, por casi una hora y media. No es mucha la distancia para conectar con Actopan.