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10 consejos de Carlos Fuentes para que la inspiración te encuentre escribiendo

El autor de “La región más transparente” compartió los 10 pasos que todo aspirante a escritor debe seguir.

 

Carlos Fuentes Macías nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá. Como era hijo de diplomático, vivió en distintas ciudades de América. A los 16 años llegó a la Ciudad de México, capital que lo enamoró por completo. En ese entonces cursaba el bachillerato en el Colegio de México, donde empezó a colaborar como reportero en una revista llamada Hoy.

Su estilo fue fraguándose en uno accesible, humanista, franco y filosófico. Decidió estudiar Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, una carrera que influyó muchísimo en su obra, pues en ocasiones apelaba a temas de análisis y opinión.

Fuentes inició su novela La región más transparente a los 25 años, y la terminó a los 29. Su trama representa los estratos sociales y comunidades extranjeras que conformaban la capital mexicana. Este libro es más bien una cartografía urbana; un homenaje que expone a personajes de todo tipo.

Todavía tras su muerte en 2012, a Carlos Fuentes se le recuerda como uno de los mejores escritores del mundo de habla hispana. Y es que para él, “la literatura es una educación de los sentidos, una indispensable escuela de la inteligencia y la sensibilidad a través de lo que más nos distingue de y en la naturaleza, que es la palabra”.

A continuación, 10 consejos del afamado escritor, que compartió durante una conferencia en la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey en 2001:

 

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  1. Ten disciplina: Los libros no se escriben solos ni se cocinan en comité. Es un acto solitario y a veces aterrador. Es como entrar a un túnel sin saber si habrá salida.
  2. Lee: Lee mucho, todo, verazmente. La vida no te va a alcanzar para leer y releer todo lo que quisieras.
  3. Mantén una relación entre la tradición y la creación: No hay una nueva creación literaria que no se sostenga sobre la tradición, de la misma manera que no hay tradición que perviva sin la savia de la creación. El autor de ayer se convierte en autor de hoy, y el de hoy, en el de mañana. Es así porque el lector conoce algo que el autor desconoce: el futuro. El siguiente lector de Don Quijote será siempre el primer autor de Don Quijote.
  4. Déjate llevar por la imaginación: La loca de la casa abre con todas sus locuras todas las ventanas. Respeta a los vampiros que duermen en los sótanos. Levanta los techos de las casas. La imaginación vuela y sus alas son la mirada del escritor. Mira y sus ojos son la memoria el presagio del lector. La imaginación es la unidad de nuestras sensaciones lideradas. Es el as en que se reúne lo disperso. Imaginar es trascender o por lo menos darle sentido a la experiencia, es convertir la experiencia en destino y salvar al destino con suerte de la simple fatalidad.

 

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  1. Ten en cuenta la realidad literaria: Ésta no se limita a reflejar la realidad objetiva. Añade algo que no estaba allí, enriquece y potencia la realidad primaria.
  2. Piensa en el tiempo: El tiempo en la literatura transforma la historia en poesía y ficción. La literatura ve a la historia y ésta se subordina fatalmente porque la historia es capaz de verse a sí misma sin un lenguaje.
  3. Deja ir tu obra publicada: Se ha convertido en propiedad del lector. También en objeto de la crítica y en un diálogo con la obra. La literatura es idéntica al instrumento de su crítica, que es su propio lenguaje; ni las artes plásticas, ni la música, ni el cine, ni el teatro sufren de esta incestuosa relación entre palabra creadora y palabra crítica.
  4. No te dejes seducir por el éxito inmediato: La mayoría de los best sellers de una temporada se pierden muy pronto en el olvido; el bad seller de hoy puede ser el long seller de mañana. Sé fiel a ti mismo y escucha la voz profunda de tu vocación. Asume el riesgo tanto de los clásicos como de lo experimental.
  5. Siéntete orgulloso de tu posición social como escritor: El escritor cumple con una función social siempre, manteniendo vivas en la escritura la imaginación y el lenguaje. Aunque no tenga opiniones políticas, el escritor, le plazca o no, contribuye a la vida de una ciudad con el vuelo de la imaginación y la raíz del lenguaje. No hay sociedad libre sin ella. No es fortuito que los regímenes totalitarios traten de silenciar a los escritores.

 

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El décimo consejo está en tu imaginación y en la de todos los escritores, “de su palabra y su libertad”.