Sentí que estaba siendo testigo de algo hermoso.
Algo que habían visto millones de seres humanos antes que yo.
El mismo espectáculo. Miles de millones de veces.
Y miles de millones de seres a lo largo de la historia,
mirando el cielo, buscando estrellas.
Y estábamos todos juntos.
En diferentes tiempos, en diferentes lugares,
pensando en diferentes idiomas, pero juntos.
—Renata, “Enamorarse de un incendio”
Insistimos en descifrar qué es el amor, peor aún, insistimos en enamorarnos ¿No ha dolido suficiente con cada intento? No, algo nos dice que ese dolor es la evidencia de que nos estamos abriendo hacia el todo. Ahora, si suponemos que lo que nos mantiene vivos es una pequeña flama al centro del pecho, cuando estamos enamorados ¿Somos un incendio? Quizá y solo así vamos formando, verdaderamente, parte del universo.
La obra Enamorarse de un incendio comienza con cuatro personajes ingresando a la sala de un departamento, estos cuatro personajes buscando escribir el guion de una telenovela, o historia, de amor. Sin embargo, ninguno de ellos, ni Vicente, ni Celeste, ni Viviana, ni Stephan pueden definir qué es el amor, pero ¿Quién ha logrado hacerlo?
En esta puesta en escena, elForo Shakespeare nos va brindando las piezas del rompecabezas. La obra pudiera no terminarse, los mismos cuatro personajes pudieran continuar intercambiando papeles, presentando diversas historias, con la incesante premisa de encontrarle sentido al caos, al incendio, el cual, de pronto, se vuelve coherente con eso que arde en el pecho. A pesar de las circunstancias; de la muerte, del fracaso, de la pobreza, de la crueldad o de la miseria. Hay algo que queda y que grita dentro de nosotros que, sobretodo, somos un ser humano capaz de amar.
Con lo evidentemente hábil de las actuaciones de Verónica Merchant, Itari Marta, Luis Miguel Lombana y Hamlet Ramírez, quienes recurren a un rápido, intenso y efectivo cambio de personaje, en donde sorprende la velocidad con la cual profundizan en una sensación para después soltar y seguir hacia la siguiente historia que hará referencia a los mismos puntos, pero desde otro contexto; recordándonos esos instantes en los cuales todos hemos volteado a ver el cielo para encontrarnos observando, desde cualquier parte del mundo, las mismas estrellas.
La dramaturgia, a cargo de Eduardo Pavez Goye, está elaborada bajo la acumulación de micro-intervalos de diversos encuentros, creando un pastiche de lo se anuncia como pedazos de clichés de las historias de amor de siempre, pero en su resultado genera la certidumbre de, al no definir nada, abrazar el todo. El amor se va describiendo en esa imposibilidad de enunciarse. Porque el amor está en el misterio, en lo inabarcable, en lo que erramos, pero suponemos y nunca es, aquello que nos toma como un incendio colmándonos con su inconmensurable fuerza.
En el escenario de esta puesta en escena, la cual está materializando el fondo del discurso, hay una sala que funciona como plano principal, filmado por dos cámaras con sus camarógrafos que graban diferentes acercamientos y perspectivas de dicha sala, tomas que se nos proyectan en una pantalla, lo cual que nos pudiera remitir a esa telenovela de amor que aspiran a escribir; un espacio más, fuera del cuadro, al que salen los actores y las actrices para prepararse para el siguiente papel, generando una especie de meta-puesta en escena, evidenciando la acumulación de detalles, de gestos, de emociones, de expresiones, de sentimientos aproximándose a delimitar lo ilimitado que es el amor. El incendio que surge al acumular todas las posibilidades de cada intento de cada persona que se arriesga a abrirse a ese fuego, un fuego invisible, pero que es ese que de todos modos llevamos dentro.
Enamorarse de un incendiose presenta, y se presentará, en el Teatro Rafael Solana, todos los miércoles hasta el mes de agosto del 2019, a las 20:30 horas.
