Galería Klandestina apuesta por la necesidad de la ironía como instrumento estético.
El arte de Marcel Duchamp surge como una especie de protesta contra la solemnidad y pedantería del arte de principios del siglo XX. Durante muchos años, la obra de Duchamp ejerció una gran influencia en varios movimientos artísticos debido a una característica de sus piezas: la exaltación del valor de lo fugaz como resultado de un ejercicio de la voluntad, sin necesidad de formación artística, preparación o talento.
Duchamp introdujo los ready-made, el arte-objeto y conceptual a partir de objetos de nuestra vida cotidiana, que una vez expuestos en las paredes de los museos, adquirían la categoría de obra de arte. Así que fue posible ver la rueda de una bicicleta sobre un taburete, un Portabotellas, una pala quitanieves colgada del techo mediante un hilo, y su obra más famosa, el urinario exhibido en una pared del museo; no obstante, el urinario en el museo no servía ni como objeto decorativo, ni para ser utilizado para tirar los desechos de la vejiga.
De este tipo de arte, han surgido reacciones de desprestigio, porque si bien Duchamp utilizó objetos para criticar la institucionalidad y el fetichismo por las obras de arte, esto se convirtió en un pretexto para llevar a los museos a muchas personas que se dicen artistas, aunque no tengan formación, talento ni preparación sobre artes plásticas ni estética. Esto ha provocado tensiones entre los críticos y algunos artistas inquietos en nuestra época.
De esa mirada irónica y provocadora, contra las reacciones solemnes la pedantería del mundo fetichizado del arte, surge la Galería Klandestina, con la intención de acoger expresiones artísticas que transgredan convencionalismos sociales y de crear un espacio sin censura, libre y sin límites.
Headphones de Omar Zurita es la exposición actual de Klandestina. En ella se reconoce la necesidad de la ironía como instrumento estético que se aleja de lo bello para crear dudas; así es posible ver culos, falos y vaginas que nos hacen cuestionar lo grotesco de una sociedad obsesionada con la exposición de su vida en las redes sociales.
Conformada por pinturas que asemejan ilustraciones, muy parecidas a los libros infantiles con el propósito de educar sobre esa sociedad grotesca, Headphones está cargada de símbolos y metáforas que intentan expresar pensamientos oníricos, descontentos.
Su obra muestra la imperfección perfecta del humano, le da forma y color a su presencia sarcástica y enuncian su esencia lúdica. Para Zurita, su trabajo parte de “la necesidad de romper mi estructura visual, para permitirme abordar temas que me inquietan y a través de una propuesta plástica basada en la incomodidad del espectador abrir preguntas sociales y universales contemporáneas”.
Con obras como Holy selfie, The last selfie, Cruel world o Collage skin, busca confrontar al espectador con la decadencia humana, con lo sórdido y oscuro que pueden ser temas como la pedofilia, el suicidio o la no satisfacción de la vida personal. En esta serie se burla del uso excesivo de selfies, de fotografías, y de cómo todo lo bello es compartido: la comida, los pies, partes del rostro, hasta la muerte y la tragedia son fotografiadas y expuestas.
Estos cuerpos viciados, esta sociedad contemporánea que se muestra criticada y reflejada en Headphones, es controlada a través de una simbólica de lo grotesco, es decir, el cuerpo humano animal, el considerado por muchos “malo”, “perverso”, el que “goza de los placeres” se relega únicamente para la intimidad, para que nadie lo observe, ni lo escuche; y así poder exaltar, en vías públicas, el discurso moral de cuerpos sociales normalizados y bellos.
Los cuerpos de Headphones son retratos “al natural”, sin telones, sin esas capas y capas de maquillaje. Son nuestros cuerpos grotescos, la verdadera identidad que se prefiere escondida, la piel más profunda tal cual es mostrada sin decoro ni vergüenza, sin cara ni razón.
El rostro con dos ojos, nariz y boca, con un cerebro pensante también se ha caído, ya no hay un cerebro, y si se piensa, se piensa con el culo y lo único que hay ahí es mierda. Se trata de no ser la santa, llena de pavor que aparta la vista del voluptuoso escándalo y el espectáculo que los mismos personajes producen.
Es asumir que existe el falo, el culo y la vagina están ahí presentes pero no como terrorismo visual, ni como fenómeno negativo que viene a destruir estructuras o a resaltar tabúes, sino para generar preguntas abiertas, cuestionamientos sobre la sociedad en la que caminamos, construimos y formamos parte.
La exposición pretende reconocer la necesidad de la ironía como instrumento estético que se aleja de lo bello para crear dudas. Omar Zurita es un artista visual mexicano que deja que su obra hable por él, pues considera fielmente que la labor del arte es comunicar, producir en el espectador cuestionamientos y reflexiones, hacerle ver lo que no se quiere ver.
Para Zurita, en el mundo del arte lo importante son la creatividad, las ideas y la forma de plasmarlas. Su arte evoca la posibilidad de renovar y de pensar de manera diferente las estructuras que rigen y normalizan a una sociedad. Su arte está lleno de humor, de juego, de poesía, de teatralidad, de azar para representar, desde la pintura, el dibujo, el video, la fotografía y la escultura, diversos significados de la vida.
Headphones en Galería Klandestina
Dónde: Campeche 151, Roma Sur, CDMX.
Cuándo: del 24 de mayo al 23 de julio, martes a viernes de 11:00 a 16:00
Entrada libre.