El bezote es una forma de poder del México prehispánico.
En diversas sociedades el prestigio y el poder se manifiestan a través de objetos exclusivos de los grupos dominantes y la aristocracia. En el México prehispánico se le llamaba Uamado tentetl en náhuatl, que corresponde a “piedra de labio” o bezote: “labio horadado”. Un singular emblema de uso exclusivo de la clase militar de alto rango.
Los mixtecas fueron un pueblo militarista que ejerció poder económico, politice y social dentro de su región. Es por eso que es posible ver el bezote en este grupo, que causaba gran impacto a los espectadores, ya que amalgamaba el alto rango militar con una profunda simbología.
El bezote fue un emblema de jerarquía entre los mixtecos, sobre todo cuando la pieza hacía referencia simbólica a alguna deidad. Manifestaba lo sagrado, se convertía en la imagen del dios mismo y expresaba que su portador estaba en comunicación con las deidades. El profundo significado de poder asociado a los dioses se manifestaba por medio de las distintas materias primas que se preferían para elaborar los bezotes.
Estos emblemas fueron trabajados en cristal de roca, ámbru, jade y oro. Llama la atención el trabajo del cristal de roca, ya que es una de las piedras más duras y difíciles de tallar, además de que es un símbolo de pureza. Hay bezotes de cristal, de roca y oro que se encuentra en las colecciones del Museo de Historia de la ciudad de Viena.
Algunos bezotes son sencillos, de tipo botón, aunque también hubo nasales, mejilleras y bezote, todos éstos elaborados en materiales preciosos que representaban a los dioses, completando su atavío con finos ropajes y otras joyas-emblema que terminaban por lograr un deslumbrante efecto en los observadores. Ya que en esa época, los códigos culturales y religiosos hacían de estos personajes la imagen misma de los dioses.
Este atractivo objeto de ornato también fue empleado por multitud de culturas a través del mundo, se coloca en los orificios que se practican en el labio superior, inferior, cerca de las esquinas de la boca, o en combinación latera y central inferior. Se pueden hacer de una sola pieza, o de varias partes ensambladas combinando diversos materiales en cada una de ella.
Los bezotes fueron utilizados solo por los humanos, ningún dios aparece luciendo estos emblemas en las diversas representaciones que de ellos se hicieron. El bezote de oro fue trabajado empleando la técnica de la cera fundida, y el cristal está hábilmente tallado. Los antiguos pobladores de Mesoamérica, afirmaban que el oro era una secreción del dios Sol, que al caer a la Tierra se convertía en pepitas de oro que los hombres recogían.
Los mixtecos lo llamaron dziñuhu cuaa, “el resplandeciente amarillo”. De ahí que simbolizara el poder máximo, representado en la Tierra por el gobernante o yeheñuhundi, “ser temido por dios”. Por ello, la posesión y el uso de bezotes de oro estuvieron absolutamente reglamentados y circunscritos a las clases poderosas.
Con oro los mixtecos crearon piezas inigualables que podemos clasificar en tres tipos: bezotes de botón; de remate (simples y con colgantes); y de cuerpo cilíndrico (de botón y con colgantes). De la producción de bezotes mixtecos destacan aquellos que representan aves, como los mencionados faisán y el coxcoxtli. Una hermosa pieza de la colección del Museo Nacional de Antropología representa al dios Koo Sau (Ehécatl), formada de tres piezas y elaborada con la técnica de la cera fundida; la cresta emplumada, de la cual cuelgan algunos cascabeles está hecha con la técnica de la falsa filigrana.
La colocación del bezote requería de un rito. Con una pequeña navaja de sílex se perforaba la parte situada entre el labio inferior y el mentón, justo donde se forma una pequeña depresión. Durante el proceso, el guerrero debía mantenerse valiente y no dar muestras de dolor, a fin de demostrar su valor.
El bezote presentaba dos aletas medio curvas, las cuales se introducían en la perforación y se ajustaban a la encía; sobresalía la cazoleta del bezote y el remate, que podía ser un simple botón, la representación tallada de un dios, o algún animal como los pájaros que hemos mencionado. Para que la herida no cicatrizase y se cerrase, se empleaban ciertas hierbas sólo conocidas por los guerreros.
Al hablar, el bezote se movía al ritmo de las dulces y suaves palabras del idioma mixteco, como si fuera el mismo dios el que estuviese hablando. A partir de entonces, los guerreros podían lucir sus bezotes con orgullo, pues significaba que habían peleado con honor en el campo de batalla y se merecían dicho emblema.
Información del Boletín del museo de Oro