Arqueólogos mexicanos investigan los barcos hundidos de Hernán Cortés

A 500 años de la llegada de Cortés se indagan sus navíos…

 

Aunque no es posible tener una certeza fidedigna de los hechos, se cree que fue el 21 o 22 de abril de 1519, cuando Hernán Cortés desembarcó en la Villa Rica de la Vera Cruz , con una flota conformada por 10 barcos que hundió en costas mexicanas. 500 años después, Roberto Junco Sánchez, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el arqueólogo norteamericano Christopher Horrell emprendieron el “Proyecto de arqueología en la Villa Rica. Tras los pasos de Del Paso y Troncoso y los barcos hundidos de Cortés”.

Desde 2018 esta investigación es precursora de la arqueología subacuática en México. Su objetivo es el de localizar los pecios europeos más antiguos en aguas mexicanas, donde el INAH usa un magnetómetro y un sonar de barrido lateral, entre otras tecnologías, con una beca de la National Geographic Society, gestionada por “Chris” Horrell, así como el apoyo técnico de la empresa Marine Magnetics y otros especialistas norteamericanos.

 

 

Los trabajos en campo abarcan un área de más de 10 km2 perteneciente a las aguas de la antigua Villa Rica, en el municipio veracruzano de Actopan. A bordo de una embarcación, se realizan transectos paralelos en profundidades que van de los dos a los 15 metros, en aras de localizar anomalías que indiquen la probable ubicación de objetos históricos.

El magnetómetro detecta variaciones en el campo magnético de la Tierra, y con la intensidad y distribución de dichas variaciones es posible crear un mapa y definir sitios de alto potencial para luego bucear y excavar. Serán los artefactos metálicos que pudieron haber sobrevivido bajo el agua, los que funcionen como indicadores de algún derrelicto mayor, son clavos, sujetadores, anclas y otros materiales hechos con hierro, además de jarcias y bultos de lastre.

 

 

 

Según los investigadores las Cartas de Relación, y otras fuentes como la crónica de Bernal Díaz del Castillo, Cortés no quemó sus naves. Esto es un mito construido a partir de referencias de la antigua Grecia, sino que más bien, extrajo de ellas todo lo que le sería útil y luego perforó sus cascos para hundirlas y eliminar la posibilidad de que una parte de sus tropas se amotinara y volviera a Cuba.

Acorde a diversos historiadores, fueron 11 las naves que Cortés trajo a la actual costa mexicana, y 10 las que deshabilitó, porque envió una directamente a España para dar noticias de su situación y sus planes. Los arqueólogos no descartan que las aguas veracruzanas resguarden también barcos de la expedición de Pánfilo de Narváez, a quien el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, había enviado para capturar a Cortés.

 

 

 

Solo Don Francisco del Paso y Troncoso había indagado metódicamente en la huella submarina de la flota perdida, pero ni aquella iniciativa ni los proyectos aficionados posteriores han tenido éxito en localizar nave alguna. Por lo que encontrar alguno de los barcos de Cortés o Narváez ayudará a saber más de sus materiales, características y de la vida cotidiana en ellos.

A la fecha se han localizado de entre 60 a 70 anomalías magnéticas, y se continúa con la revisión de los datos y muestras para ubicar las zonas donde encontraron fierro y hierro. Todavía falta hacer pozos, excavar en los lugares de las anomalías para ver su esto permite detallar qué elementos hay en el lugar, como pernos, anclas, cañones, todo tipo de objetos metálicos que tenía un barco, incluso la madera con los clavos de su construcción.

 

 

 

Aunque las probabilidades de encontrar restos de los 10 barcos son altas, como indica el investigador Roberto Junco, el proyecto se encuentra en las primeras etapas, por lo que esperan entrar en 2020 a la segunda y que en la medida que localicen las embarcaciones planearán nuevas fases. Hasta que sea viable conservar los objeto en los lugares expuestos al aire, estos se sacaran. De lo contrario permanecerán en el sitio.

Otro de los objetivos del proyecto es resaltar el papel de la Villa Rica, lugar que antaño era importante para la navegación, pero que actualmente se encuentra abandonado. Proyectos de este tipo se contribuyen a la reflexión sobre la idea de “conquista”, y sobre todo el de la navegación y los barcos que no eran tripulados únicamente por españoles, también había italianos, portugueses y griegos.