La impresión de saberse en un México con muchos “Méxicos” solo se puede sentir en el Centro Histórico. Y con esto nos referimos a que, en el centro de nuestra ciudad, son más notables los sincretismos culturales que hacen de nuestra urbe un híbrido prodigioso. Te encuentras con ruinas sagradas de la gran Tenochtitlán, al mismo tiempo que converge la arquitectura barroca, herencia de los españoles; la afrancesada de la época porfirista y su art nouveau; entre algunas otras pinceladas de estilos como el neogótico, de la mano a los ritos chamánicos que se desdoblan entre sus calles. La tecnología y el arte contemporáneo también decoran el Centro Histórico: de vez en cuando puedes admirar las intervenciones de proyectos como Visual Art Week o FILUX adornando los monumentos más destacados de la ciudad.
Con todo y sus 700 años de historia, nuestro Centro aguarda un montón de misterios que aún no son conocidos por todos sus habitantes. Secretos que se cuentan en voz baja, o que han permanecido escondidos en los anaqueles de sus archivos generales. En MXCity nos gusta compartirte información de nuestra biblioteca, y esta vez te presentamos una selección de los datos más extraordinarios del centro de tu ciudad, contenidos en el libro Los Pequeños Secretos del Centro Histórico, de Elena Jiménez Castro Blaizac.
Se trata de una profunda investigación apegada a los hechos y avalada por especialistas de nuestra ciudad. Relatos sobre callejones secretos, piratas, condes, tesoros y personajes destacados en el acontecer nacional que inmortalizaron los muros y techos de este gran lugar.
1. El gran hallazgo de una cultura hermética
Los restos de Tenochtitlán permanecieron sepultados durante 500 años hasta que el 21 de febrero de 1978, un trabajador de la compañía de luz perforó el suelo con un taladro y se topó con una gran roca imposible de traspasar. La sorpresa fue que esa gran piedra circular era el símbolo de Coyolxauhqui, la diosa de la Luna. Ocho mil obreros trabajaron día y noche durante cuatro años para rescatar alrededor de 7 mil piezas prehispánicas, mismas que hoy se exhiben en el museo del Templo Mayor. Así fue como renació desde la tierra el gran imperio mexica.
2. El día que Santa Anna llenó las fuentes de la ciudad con sidra
Desde 1845 Estados Unidos había declarado la guerra a México y en un intervalo de varios años se suscitaron decenas de batallas, en una de tantas, y entre las pocas que México ganó, el político y militar Santa Anna llegó a la ciudad de México para celebrar. Esta fiesta fue inédita: cuentan las anécdotas sobre la ciudad, que el militar ordenó en 1846 llenar las conocidas fuentes caritas, situadas en las 4 esquinas de la parque Alameda Central de sidra. Algunas otras historias hablan de ponche, para que los habitantes tomaran hasta saciarse, hartarse, o desvanecerse, quizá.
3. Un corazón en el cofre de plata
En el año del 2005 se comenzó a restaurar el convento de Corpus Christi, parte de un proyecto que buscó (y busca aún) rescatar los perímetros del Centro Histórico. Fue entonces que se halló un pequeño cofre de plata que aguardaba una de las historias más románticas de la época colonial.
Se dice que el Virrey Baltazar de Zuniga y Guzmán, el creador de este convento, fue el primer soltero de la Nueva España. Sin embargo, hubo una vez en que se enamoró profundamente de una joven indígena muy bella que pertenecía al convento, una monja. Después de que ella lo rechazara, el virrey volvió a España a consumar su mandato y murió soltero en 1727. El virrey le juro amor a aquella chica y como prueba de ello mandó a que una vez muerto le enviaran a su amada su corazón en un cofre de plata. Y ahí se encontraron los restos de su amor, enclaustrados en el convento de Santa Isabel, hoy Corpus Christi.
4. La leyenda del callejón de la Condesa
A un costado de la Casa de los Azulejos se encuentra el callejón de la Condesa. Por este pasaje entraba y salía la Condesa del Valle de Orizaba, la dueña original de esta hermosa casa. Antes se le conocía como el Callejón de los Dolores, cuando según la leyenda, dos elegantes hombres en carruajes se encontraron frente a frente y ninguno quiso retroceder para dar el paso al otro. Así tardaron tres días sin moverse (con un orgullo desbordado) hasta que una virrey intervino y tuvieron que retirarse.
5. Los búhos de la Casa de los Azulejos
Los tres buzos que son el emblema de la tienda ubicada en esta casa, representan a Franks Sanborn y sus dos hijos, Jack y Francis. El búho también hacía referencia a que esta tienda era la única que permanecía abierta de noche.
6. El correo en la época prehispánica
En el México prehispánico ya existía un sistema de correos gracias a los iciuhcatitlanti, o mensajeros, y los painani, corredores de gran resistencia y velocidad al servicio del emperador.
7. El hombre que soportó el terremoto del 85 en la cima de la Torre Latino
Como sabrás, el terremoto del 19 de septiembre de 1985 fue letal para los habitantes de la CDMX; ese día a las 7:17:47 de la mañana el movimiento telúrico más fatal que ha vivido la ciudad sucedió durante dos largos minutos. El resultado fue el colapso de hasta 371 edificios modernos, más de 30 mil damnificados, daño de mediano a grave en el 80% de las construcciones, y una cifra, la del gobierno, de hasta 7 mil muertos (aunque registros posteriores hablan de 40 mil). Jiménez nos narra el ya famoso caso de Por?rio Callejas. Ese día, Porfirio Callejas, había subido a las 7 de la mañana hasta la antena de la Torre Latinoamericana para pintarla, minutos después resistió, gracias a que estaba sujetado a la antena, el peor terremoto de la ciudad. Por ello, Callejas pudo vivir una de las mayores catástrofes desde otro ángulo y quizá bajo un tipo de movimiento que nadie más sintiera.
8. John hawkins, el mago y pirata que escapó del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición
Durante el siglo XVI muchos barcos españoles salían de México rumbo a España, llevando enormes cantidades de oro, plata y valiosa mercancía. Los piratas acechaban las costas buscando quedarse on el botín. Las tripulaciones de piratas más famosas fueron las de el francés Pierre Sanfroy y el inglés John Hawkins, este último conocido por ser el único de ellos que, junto a unos cuantos de su tripulación capturados por la inquisición, escaparon de sus rejas. La historia del pirata Hawkins es una de las más alucinantes porque para matar a sus adversarios empleaba trucos de magia o fingía leerles el futuro acertando siempre en que morirían.
En una de esas expediciones para robar los navíos españoles, los barcos de Hawkins se vieron severamente dañados por una tempestad que los obligó a desembarcar en los puertos de Campeche. La tripulación del virrey Martín Enríquez de Almanza los atacaron por la noche incendiando tres de sus barcos y trasladándoles al Tribunal del Santo Oficio. Acusados de herejía fueron encerrados en la cárcel perpetúa de la que Hawkins habría de escapar admirablemente, convirtiéndose en el único hombre en escapar de sus rejas.
9. Más de 100 gatos en el Palacio
En los jardines del Palacio Nacional, desde hace mucho tiempo, se encuentran alrededor de 100 gatos que pasan el día tomando el sol y mirando a los visitantes. Son cuidados por el personal de mantenimiento y por más increíble que parezca, cada uno tiene nombre.
10. El niño cautivo
En la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, se encuentra la imagen del “niño cautivo”. Siguiendo la leyenda, éste fue un regalo para la Catedral que traía a la ciudad el doctor Francisco Sandoval en el año 1622. En su viaje naval, los piratas lo raptaron y lo llevaron a África pidiendo una extensa suma de dinero. El rescate fue pagado pero el doctor Sandoval falleció. Su cuerpo fue enviado junto con la imagen del niño cautivo, que hoy conserva su vestimenta original y sostiene en sus manos unas esclavas en recuerdo de su cautiverio.
11. El origen de la porra de la UNAM
Cerca del Colegio de San Ildefonso existía un cine llamado “Goya”. Los viernes, los alumnos salían de la preparatoria corriendo para colarse al cine gritando. ¡Goya! ¡Goya!. Así nació la famosa porra de la Universidad Nacional Autónoma de México: ¡Goya! ¡Goya! ¡Cachún Cachún, ra ra! ¡Cachún Cachún, ra ra! ¡Goya! ¡Universidad!
12. Frida Kahlo y la mula en San Ildefonso
En el Anfiteatro Simón Bolívar del Colegio de San Ildefonso, se encuentra el primer mural que pintó Diego Rivera. Estaba trabajando en ello justamente cuando conoció a Frida Kahlo que entonces estudiaba ahí. Se dice que Kahlo era una chica muy inquieta, y en una de sus visiones le ocurrió entrar al colegio montada en una mula. Por esta entrada novedosa estuvo a punto de ser apunto de ser expulsada.
13. Con la misma moneda
En épocas colombinas, algunos soldados pagaban la mercancía a los indígenas con monedas falsas, hechas de oro con cobre. A su vez -y como su moneda nativa era el cacao-, los indígenas rellenaban los granos con lodo engañando también a los soldados.
14. El Centro Mercantil, lugar para comprar lo más vanguardista de Europa
Guantes, sombreros, telas, perfumes, zapatos y hasta juguetes novedosos en Europa podían adquirirse en el lujoso Centro Mercantil, la primera tienda departamental de la ciudad. Esta con el tiempo se convirtió en el hermoso Gran Hotel de la Ciudad de México.
15. El balazo de Pancho Villa
En el cruce que forman las calles 5 de Mayo y Filomeno Mata, se sitúa el bar La Ópera, establecido en 1875 para servir como un espacio de reunión para aquella población adinerada que, durante el porfiriato, construyó una ciudad que buscaba emular el refinamiento estético francés. Se cuenta que el mismísimo Pancho Villa entró a La Ópera junto con Emiliano Zapata, y que en plena juerga sacó su pistola y soltó un tiro que se incrustó en el techo de la cantina. El hoyo que dejó el disparo persiste ahí, y se ha convertido en uno de los mayores atractivos del lugar.
También en MXCity:
Leave a Reply