La comparación de algunas obras arquitectónicas y monumentos de la Ciudad de México con las de otros sitios de la orbe es inevitable.
Existe tanta mezcla arquitectónica y cultural en nuestra capital que difícilmente podríamos encajarla en una sola época, en un solo estilo, inclusive en uno totalmente auténtico. A la fecha existen un ciento de edificaciones muy antiguas, algunas que combinan, por ejemplo: arquitectura art nouveau, neogótica, ecléctica, art déco entre otras menos prominentes. Y con toda esa simbiosis de estilos, trazos y ornamentos, era de esperarse que también se encontrarán similitudes de monumentos específicos que no son propiamente mexicanos.
La influencia arquitectónica francesa, por ejemplo, sacudió fuertemente a la ciudad en el gobierno de Porfirio Díaz, mismo que dedicó bastante tiempo a “modernizar” la capital, o a decir verdad, a afrancesarla. Los trazos parisinos que encontramos entre nuestras calles son bastante notables, pero no es la única ciudad de la que nuestra capital se ha apropiado diseños.
La mimetización o apropiación de algunos monumentos históricos es probablemente la manera en que la Ciudad de México –y otras urbes del mundo–, han intentado sobrevivir al paso de la revolución modernista. Y es que para no quedarse atrás, muchos gobiernos se han convencido de que las obras arquitectónicas fungen como inspiración para demostrar que con ellas reflejamos el exquisito patrimonio cultural que confluye a nivel público (la arquitectura es el espejo de la colectividad).
A continuación te enlistamos algunos de monumentos históricos de la Ciudad de México y su parecido con otras obras del mundo:
El Zócalo
La Plaza Roja, en Moscú, es una explanada bastante famosa considerada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO. A través de ella se ha visto desfilar la tecnología más reciente en armamento ruso, desfile que por cierto, intenta evidenciar la fuerza militar que hoy en día tiene Rusia. Tal vez nuestra plancha del Zócalo no ha servido para llevar acabo dinámicas similares pero sí se han realizado festividades con respecto al orgullo patriótico (en nuestro caso la supuesta Independencia). Además de la similitud estética, ambas plazas/explanadas fungen como un kilometro cero, punto desde donde se miden las distancias de vías y carreteras.
Monumento a la Revolución
La Ciudad de México es, en buena parte, un ensamblaje de piezas arquitectónicas francesas, muchas de las cuales se pueden ejemplificar a través de grandes monumentos históricos, como lo es el majestuoso Monumento a la Revolución que se asimila al Arco del triunfo (Arc de triomphe de l’Étoile) en París. Se trata de un elogio a la Revolución Mexicana y un mausoleo dedicado algunos de nuestros líderes guerreros. Por cierto que también es el fantasma de un solemne palacio porfiriano que nunca existió, ya que, extrañamente, todo aquel presidente y/o arquitecto que planeaba edificar este recinto moría antes de terminar lo prometido. El arquitecto Carlos Obregón Santacilia fue quién finalmente decidió construir este monumento sobre la obra empezada de algo que sería un Palacio, figura que culminó con un increíble estilo art deco.
Galerías Insurgentes
Afuera de la plaza Galerías Insurgentes, en la colonia Del Valle, CDMX, encuentras un precioso trabajo de cristal; un espectacular triángulo cuyo diseño a escala está inspirado en la gran pirámide del museo de Louvre en París, claro está la de México es sólo una figura meramente ornamental (incluso bastante pequeña).
Ángel de la Independencia
Es de por sí notoría la influencia francesa en la arquitectura antigua mexicana, y una vez más encontramos la inspiración de otro monumento parisino. Nuestro emblemático Ángel de la Independencia está inspirado en la Columna de Juillet situada en la plaza de la Bastille; ambas, dos pilastras que elevan al cielo dos ángeles dorados. Nuestro Ángel tiene un significado muy emblemático. Primero, porque se trata de una apología arquitectónica a la Independencia y segundo porque es en este lugar donde descansan los restos de héroes nacionales como Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, Ignacio Allende y Josefa Ortiz de Dominguez. Además la estatua, la Victoria Alada a punto de emprender vuelo, sostiene con su mano derecha una corona de laurel que planea colocar sobre la cabeza de los héroes mientras que en su mano izquierda, aguarda una cadena rota que simboliza los tres siglos del virreinato y la dependencia política de España.
Fuente Cibeles
La recién renovada Plaza Villa Madrid en la colonia Roma (Ciudad de México), no contiene propiamente la inspiración del monumento a la diosa Cibeles en España, sino una replica exacta de la original que simbolizó la hermandad entre la comunidad española y la mexicana en 1980. Se trata de la Fuente Cibeles, una replica exacta del monumento y fontanal situado en la Plaza Cibeles en Madrid.
Paseo de la Reforma
Otro ejemplo evidente es la transformación del antiguo Paseo de la Emperatriz o Calzada del Emperador, actualmente conocida como Paseo de la Reforma. Este bulevar se diseñó bajo los mismos trazos que los Campos Elíseos de París (Les Champs Elysées) gracias al emperador Maximiliano de Habsburgo en el siglo XIX. Sin embargo, éste no concluyó la obra y no fue sino gracias al general Díaz que adquirió si grandiosidad con la mayoría de elementos con los que hoy la conocemos. Si bien la avenida mexicana no cuenta con arcos triunfales, sí posee una serie de ornamentos y trazos que asimilan el urbanismo rectilíneo del paisaje parisino.
Bellas Artes
Inspirado en la gran Ópera de París, el emblemático Palacio de Bellas Artes es por sí solo el máximo homenaje francés creado durante el gobierno del general Porfirio Díaz. Antes del Palacio de Bellas Artes existió el Gran Teatro Nacional, y fue demolido para hacer el exquisito edificio actual. Pero la arquitectura de nuestro gran Palacio no posee acabados del todo franceses. Como su construcción tardó muchos años en consumarse, existen diferentes estilos arquitectónicos en cada uno de sus rincones. Encuentras, por ejemplo, la gran cortina de cristal del escenario principal, compuesta por más de un millón de cristales y comisionada a la Casa Tiffany de Nueva York.
No sólo es una pieza artística rara en el mundo, sino que es además un invento diseñado por Boari para evitar que un incendio iniciado en el escenario se propagara hacia el público. Además, el vitral que se encuentra en la cúspide del teatro –y que representa a Apolo y las nueve musas–, fue elaborado en Budapest por el artista húngaro Géza Marotti. Finalmente encuentras ornamentos del estilo art nouveau sobre todo en las columnas de la entrada principal y laterales, así como la herrería y las ventanas de la parte baja.
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