La historia de uno de los árboles más famosos de la ciudad.
Cuenta la leyenda que en uno de sus múltiples paseos por el Bosque de Chapultepec, cerca del año 1460 el poeta y rey Nezahualcóyotl sembró un ahuehuete. Escogió este espacio verde porque en la época prehispánica, este lugar era considerado un lugar sagrado y la gente de la realeza iba a descansar ahí.
Si uno se da una vuelta al grandioso Bosque de Chapultepec encontrará que bajo los pies de este árbol una placa en la que se explica que este y varios ahuehuetes más, fueron plantados por Nezahualcóyotl a petición del Tlatoani Moctezuma Ihuilcamina.
Es importante mencionar que, después del árbol de la noche triste, este ahuehuete también conocido como: “el sargento” o “el centinela” es uno de los más famosos de la ciudad y ha llamado la atención en distintos momentos. De hecho fue bautizado con ese nombre por los cadetes del antiguo Colegio Militar, que se estableció en el Castillo de Chapultepec en 1841.
Los ahuehuetes, o “viejos del agua” en náhuatl, son una especie nativa de México y eran muy estimados por los antiguos pobladores, ya que según revelan algunas crónicas prehispánicas los cultivaban para adornar los jardines reales porque entre otras cosas eran sumamente longevos y eran considerados sagrados.
Este ahuehuete en particular se mantuvo vivo 509 años hasta que en 1969 se secó por falta de agua y contaminación. Actualmente sólo podemos apreciar su gran base que se encuentra ubicada entre la Fuente de la Templanza y la Tribuna Monumental en la primera sección del bosque.
Fotografía principal: Más por Más