La fábrica de automóviles alemana Volkswagen exhibe en su país el “Vocho Teotihuacano”.
Tan rendidor como económico, el entrañable “vocho” fue mucho más que un simple auto para los mexicanos. Por más de 50 años representó la movilidad de las familias mexicanas y fue partícipe activo en el desarrollo de la estructura vial del país. A más de 15 años del fin de su producción, el famoso vocho ha adoptado otro uso en México, esta vez como una pieza de arte.
Ya en otra ocasión tuvimos la oportunidad de conocer el arte huichol de la mano de un vocho. Esta vez es azteca quien se ha apropiado de la carcaza de este vehículo vintage.
En el marco de la celebración del año dual México-Alemania y, rindiendo una especie de tributo a este muy querido automóvil, se elaboró esta, una extraordinaria obra que refleja abiertamente el acercamiento cultural entre estas dos naciones. Se trata del Vocho Teotihuacano, un hermoso mosaico sobre ruedas que será embajador de la cultura prehispánica en Alemania.
La pieza consta de más de 19,800 minerales semipreciosos de ocho diferentes tipos, entre ellos destaca el jade, la obsidiana y el cuarzo. La obra fue idea del artista Héctor Garcelo Navarro quien colaboró con 5 artesanos provenientes de San Martín de las piramides en Teotihuacán.
El mosaico ha quedado listo luego de más de año y medio de trabajo diario. En él se plasmaron deidades como Quetzalcóatl (la serpiente emplumada) y Mictlantecuhtli (dios del inframundo), así como una preciosa máscara de jade que reluce en el cofre y varios símbolos prehispánicos.
El “Vocho Teotihuacano” se exhibió primero en México, en el Museo del Automóvil de Puebla y luego fue llevado a Frankfurt en donde es exhibido al público.
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