Una mansión colonial en el abandono total…
En el número 59 de la calle República del Salvador, se deteriora la que fuera en el siglo XVIII la mansión más ostentosa de la Nueva España. Una construcción de estilo barroco que en su momento era conocida como el Palacio del Conde de Santa María De Regla. Este singular nombre provino del título nobiliario que el rey rey Carlos III le diera al aristócrata Romero de Terreros.
La historia de este edificio colonial se remonta a 1764. Ese año, Don Pedro Romero le compró un terreno al Convento de San Bernardo, y ahí levantó su residencia familiar; una casa de tres pisos que contaba con un patio para caballos, pajar, portería, habitaciones ostentosas y una azotea para que los burgueses de la época respiraran el aire puro que todavía flotaba en la Ciudad de México.
De acuerdo a algunas crónicas de la época, tras su construcción esta casona se hizo muy famosa en la Colonia por la gran cantidad de plata que tenía en su interior. Al parecer todo ahí era de ese metal precioso: los paltos, las copas, los cubiertos, las tazas y cientos de detalles de la decoración. Los periódicos aseguraban que no había un lugar en la Nueva España que tuviera tanto argento.
El dueño de este ostentoso palacio, Pedro Romero de Terreros era el hombre más rico de América. Había juntado su dinero gracias a la explotación de las Minas de Real del Monte y de la adquisición de diversas haciendas en San Miguel Regla ubicadas en lo que ahora es el Estado de Hidalgo.
Pero además de tener una gran fortuna, se dice que este acaudalado personaje era realmente bondadoso. Tanto, que fue el encargado de fundar el Montepío; institución que en sus primeros días no tenía fines de lucro. Tanto, que según algunos historiadores Don Pedro guardaba dentro de su casa un cofre lleno de plata para que las personas de bajos recursos recurrieran a él cuando lo necesitaran.
Al parecer la vivienda de Romero de Terreros estaba abierta a los pobladores novohispanos, así lo demuestra su impecable arquitectura. A diferencia de los otros palacios de la Ciudad de México que había en el siglo XVIII, la casa del Conde de Regla no tenía en la planta baja una accesoria. De hecho, la parte de abajo de la casa estaba dedicada exclusivamente a recibir a los caballos y a la servidumbre. En tanto que los dueños de la propiedad sólo habitaban el segundo piso.
Desafortunadamente en 1928, el Palacio del Conde de Regla fue torpemente remodelado. Le quitaron los monumentales balcones que tenía en la fachada e hicieron una serie de modificaciones internas para poner comercios. Lo más trágico es que actualmente esta mansión Colonial se encuentra en el total abandono. De lo que fue sólo queda una triste placa al lado de su estupendo portón de madera.
Dirección: República del Salvador 59, Centro Histórico.