Deléitate con los maravillosos murales de la genial Rina Lazo, los cuales celebran la cultura indígena de Mesoamérica y los movimientos sociales.
Ya lo dijo Chavela: “los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana”. Y es que Rina Lazo, gran muralista guatemalteca, adoptó a México como un segundo hogar. Nació en la Ciudad de Guatemala el 23 de octubre de 1923, pero llegó muy joven a tierras mexicanas. Con apenas 22 años, se trasladó a la Ciudad de México, gracias a una beca otorgada por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”.
Imagen de: Proceso
Fue discípula de Diego Rivera, y se incorporó como su ayudante de manera inmediata. Lo ayudó a realizar su mural Sueño de una tarde dominical, en la Alameda Central. A lo largo de su vida mantuvo una cercana amistad con Diego, por quien ingresó al floreciente medio muralista de México en ese entonces.
Fue precisamente a través de este medio donde adquirió una profunda conciencia social, la cual se mantuvo vigente hasta el día de su muerte, el primero de noviembre de este año. Valentina Maxil, una amiga cercana de la familia, dice lo siguiente acerca de Rina: “Era una mujer maravillosa. Realmente nos deja un gran ejemplo de vida. Vivió intensamente, amaba lo que hacía y siempre luchó por lograr un México más equitativo. Fue una luchadora social, una promotora cultural extraordinaria y una excelente pintora y artista”.
Imagen de: MUSAC
Entre sus primeras obras documentadas está el mural al fresco Tierra fértil, de 1954. Actualmente se encuentra en el Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala. También reprodujo las pinturas de Bonampak en el Museo Nacional de Antropología, por encargo de Pedro Ramírez Vázquez, en 1966. Su primer mural con una resonancia importante fue el Venerable Abuelo Maíz, inspirado en el Popol Vuh, localizado en el mismo museo.
Imagen de: Archivo Digital MNA
Su fascinación por las raíces indígenas es evidente en su última creación, El inframundo maya. Esta monumental obra, de 8×3 metros, debe su inspiración a una visita que Rina hizo, de niña, a unas cuevas en Cobán, donde se encontraba una representación de dicho inframundo. También son de destacar sus litografías Pinturas Rupestres de Baja California Sur, las cuales se encuentran en el Museo Mexic-Arte, en Austin, Texas.
Además de haber sido maestra de Artes Plásticas en el Instituto Nacional de Bellas Artes por más de treinta años, Rina fue activista hasta el final de sus días. Sus fuertes convicciones políticas se reflejan en un dibujo que hizo sobre las encarcelaciones arbitrarias del 68, mientras ella misma estaba presa. También luchó incansablemente por la preservación del Barrio de la Conchita, en Coyoacán, donde ella vivía.
Imagen de: Antoine Gaber
La vida de Rina Lazo fue una historia de lucha, perseverancia y plenitud. En un medio dominado por hombres, logró abrirse paso y consolidarse como una de las mejores muralistas del siglo pasado. Y todo esto sin el apoyo y difusión que se les daba a los varones. Afortunadamente, la historiografía feminista ha rescatado su obra y sus acciones, posicionándolas donde merecen estar: al frente y al centro.
Imagen de: Vanguardia
Imagen de: Artes de México, en Twitter
Aquí la historia de otra artista mexicana que adquirió estatus de leyenda: Geles Cabrera.
*Imagen destacada de: Antoine Gaber.