El guajolote mexicano encierra mucha historia, leyendas y misticismo

Huexólotl  se puede traducir como “viejo monstruo” o “gran monstruo”.

 

El pavo Meleagris, también conocido como guajolote​, pisco​ o chompipe, es un de las aves galliformes de la familia Phasianidae que incluye dos especies que habitan en América. El pavo común o gallipavo es nativo de Estados Unidos y México; mientras que el pavo ocelado o de monte,​ también llamado kuts en lengua maya,​ es endémico de las selvas de la Península de Yucatán.

Los guajolotes comen bellotas, semillas e insectos. En estado silvestre viven en grupos hasta de 20 aves en lugares cercanos a árboles. Suelen caminar mucho y no pueden volar. En estado salvaje los machos pesan entre 8 y 10 kg y las hembras entre 4 y 5 kg, pero los animales domesticados llegan a pesos mayores (15 kg los machos), ya que la selección por siglos y los diferentes procedimientos de reproducción y alimentación que tienden a lograr un rendimiento alto de carne para la alimentación humana.

 

Foto Tierra Fértil

 

Los mayas domesticaron al guajolote, casi dos mil años antes de los aztecas. Después de la domesticación, el guajolote no sólo era comida, sino un objeto de sus celebraciones y así sacrificaban un guajolote para celebrar el nacimiento de un hijo. Los mexicas lo relacionaban con el dios Tezcatlipoca y las deidades del sol y de la vida.

En el norte de América, las culturas Apache y Hopi, lo asociaban a prácticas curativas y agrícolas, como un “dador de vida” y partícipe de la creación de la Tierra. Aunque para todos, incluso hoy en día, el guajolote es utilizado durante grandes festividades y está presente en costumbre arraigadas de algunas regiones de México; siendo un animal de gran valor económico, cultural y social.

 

 

La guajolote en náhutal se le conoce como Chalchiutotolin, que significa guajolote de jade y dentro de la mitología mexica representa al dios de las enfermedades y de las plagas. Los antiguos mexicas consideraban al pavo como alimento ceremonial por excelencia. Sacrificar el guajolote al dios Chalchiuhtotolin lo convertía en alimento divino; era alimento que nutría no sólo el cuerpo, también el espíritu y el alma. Se le reconocía además por su carácter real y noble que lo colocaba como el ave señorial del patio de los palacios.​

Durante la Conquista no lo llamaban guajolote sino gallinas y a veces “gallinas gigantes”. Pero a las gallinas los mexicas le llamaban totolin. Los españoles las describían como:

 

 

“aves domésticas conocidas, tienen una cola redonda y plumas en las alas, aunque no vuelan; son la mejor de las carnes de todas las aves; comen maíz mojado cuando pequeñas, y también bledos cocidos y molidos y otras yerbas; ponen huevos y sacan pollos. Son de diversos colores, unos blancos, otros rojos, otros negros y otros pardos; los machos se llaman huéxolotl y tienen gran papada y gran pechuga, tienen grandes pescuesos y unos corales coloridos; la cabeza la tienen azul, en especial cuando se enojan, son cejuntos (cejijuntos); tienen un pico de carne que les cuelga sobre el pico… la gallina hembra es menor que el gallo, es bajuela, tiene corales en la cabeza y en la garganta. Es muy sabrosa su carne; es corpulenta, y sus pollos mételos debajo de sus alas, y da a sus hijuelos de comer buscándoles gusanillos y otras cosas…”

 

Foto Leyendas de la naturaleza

 

Foto Leyendas de la naturaleza

 

Mucho tiempo después, al guajolote se le ha asociado con la leyenda de Hidalgo y la llegada de brujas. Se decía que las brujas absorbían la sangre de los bebés, les extraían las piernas las escondían en sus casas, las utilizaban para caminar, estas brujas al aterrizar en el lugar que iban atacar algún niño lo hacían convertidas en animales alados, algunas veces como guajolotes y otras como gavilanes, era natural verlas envueltas en fuego.

Y es que su nombre guajolote, proviene del náhuatl huexólotl, que se traduce como “viejo monstruo” o “gran monstruo”, haciendo alusión al gran tamaño del macho y sus exuberantes plumas ornamentales, adornado por una roja y desnuda cabeza y un trozo de piel que cuelga de su frente, conocido como “moco”.

 

 

Pero contrario a lo que se piensa, el guajolote es bastante bondadoso y su carne tiene un aporte calórico de moderado a bajo, en comparación a las carnes de res, cerdo y pollo, esta característica la hace excelente para prescripción de dietas bajas en calorías. La carne de pavo es muy proteica y su bajo contenido en colágeno facilita la digestibilidad.

La carne de pavo tiene muchas propiedades nutritivas, al ser un alimento de origen animal tiene un alto aporte proteico y una completa composición de aminoácidos esenciales y no esenciales. Es rica en vitaminas del complejo B como la B1, B3, B5, B6 y biotina. También es fuente de vitamina B12, su deficiencia se asocia a anormalidades hematológicas como un tipo de anemia y algunos desórdenes neurológicos como pérdida sensorial, demencia, etc.

 

 

El guajolote ha contribuido al sustento alimentario y económico de miles de comunidades rurales o campesinas de México, y a pesar de que se le relaciona con los festejos, bien vale la pena considerarlo dentro de la dieta cotidiana ya que se trata de un producto muy sano y apetecible que, además, puede adquirirse a buen precio.