La obra de la artista plástica refleja una actitud político-estética del arte.
Carmen Mariscal nació en Palo Alto, California, Estados Unidos pero es una artista mexicana. Se dedica a la fotografía, escultura, instalación, vídeo y a la escenografía teatral, desde una visión feminista, introspectiva y crítica de sí misma y de la sociedad actual.
Su trabajo ha sido expuesto en México, Francia, España, Estados Unidos, los Países Bajos, Rusia y Alemania. De niña se mudó a México con su familia, en donde creció y comenzó a pintar. Desde joven recibió una herencia católica tradicional mezclada con una educación liberal, lo que contribuyó a formar el feminismo que posteriormente tomaría fuerza en su obra visual.
A los 18 años se mudó temporalmente a Francia para estudiar francés en La Sorbona. Posteriormente, en 1991, cuando tenía 22 años y estudiaba Historia del Arte en la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, sufrió un accidente automovilístico que le fracturó la columna vertebral. Este evento, junto con el periodo de recuperación que la mantuvo en cama por varios meses, se reflejan constantemente en su trabajo.
En 1994, tras concluir sus estudios como artista plástica en Europa, regresó a México en donde trabajó como artista y docente en el Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana. Durante esa época, trabajó también en un hospital auxiliando a jóvenes con desórdenes alimenticios.
Desde 1999 vive en París, Francia, en donde trabaja como artista plástica y como docente de arte en el Trinity College, de París. A lo largo de su carrera, en series como “Transposicions”, “Muros / Roma”, “Doble”, “Dentro” y “MATER-ia”, ha trabajado el concepto del paso del tiempo, mediante la yuxtaposición de imágenes que simulan fragmentos del cuerpo agrietándose y desprendiéndose como la pared de los muros de una casa antigua.
Muchos de estas imágenes son fotografías de su propio cuerpo, cuya fragmentación, así mismo, es sintomática del sufrimiento físico y emocional por el que ha pasado la artista, así como de la fragmentación de su personalidad en la que influye la educación católica tradicional, liberal y feminista que recibió de niña.
Foto Notimex/David del Río
Estos objetos se han convertido en un elemento clave y un punto de partida en su obra. En ellas, suele presentar un espejo acompañado por objetos de uso cotidiano y por fotografías traslúcidas, que recuerdan a radiografías y remiten a los periodos que pasó en el hospital, tanto convaleciente como trabajando.
Muchos de los materiales con los que ha trabajado como el metal, el vidrio, el espejo son fríos, industriales y están asociados por tradición a lo masculino. La obra de Carmen, no obstante, tiene un carácter femenino en tanto que remite a lo privado, a lo íntimo, a sus experiencias como mujer y como madre; a la fragilidad y a los sentimientos.
Foto Ana Más Projects
Pero desde hace dos años los candados no forman parte del paisaje parisino, donde vive Mariscal, a pesar de que estos objetos que eran depositados por los enamorados en los puentes de París y ahora, vuelven a ser protagonistas de sus calles con una escultura de la mexicana Carmen Mariscal. Mariscal ha levantado con los candados una obra que define como una “casa-prisión” y que ha bautizado con el nombre Chez nous, lo que en español significa “nuestra casa”. La idea surgió cuando Mariscal caminaba por el Puente de las Artes y veía a la gente poniendo sus candados: “¡Qué romántico! Pero, ¿por qué eligen un candado como símbolo para sellar su amor?”.
Ha interpretado así este objeto que, en su opinión, no sólo simboliza la estabilidad, sino también la posesión y el encierro. “Si nos queremos encerrar los unos con los otros en una casa como esta, simbólicamente, sin puertas ni ventanas y de la que no podemos salir, en el caso extremo termina frecuentemente habiendo violencia en el hogar”, estima.
La casa de la artista, con sus 4.8 toneladas y sus 3 metros de alto, es víctima de su propia condena y ya está siendo decorada por nuevos enamorados con candados que datan de este mismo mes. La artista cuenta que tuvo que decirle a un joven que no tocara la obra cuando lo vio forcejeando con sus candados: “Es mi candado, lo puse ayer, pero quiero quitarlo porque hemos roto”, le dijo el hombre, desesperado.
Chez nous, colocada entre el Museo del Louvre y el Palacio Real, será presentada dentro de la feria Art Paris, retrasada por el coronavirus hasta mayo.
Foto destacada Zona franca