Murciélago en la cultura mexica: mitos, simbolismos y deidades

Tzinacan tiene un inusual nacimiento del cuerpo de Quetzalcóatl.

 

Los murciélagos han estado presenten en varias facetas de la vida humana, algunas más afortunadas que otras. Hoy en día la figura del murciélago se está poniendo de nueva cuenta sobre la mesa, pero a lo largo de los años no ha sido una figura extraña.

Entre las representaciones artísticas más famosas de los murciélagos se hallan las zapotecas, entre las mexicas sobresale una escultura cerámica de gran formato en la que se modeló un murciélago antropomorfo, encontrada en el sitio Miraflores, en el Estado de México y que hoy se exhibe en el Museo del Templo Mayor, en la Ciudad de México.

 

 

 

Se le rindió culto como un dios, a quien se asoció con la decapitación y como una entidad del mundo subterráneo, vinculado con la noche, la tierra y la muerte. Una leyenda mexica del murciélago hable de su origen, donde según tzinacan, “murciélago que muerde” nace del semen y la sangre derramados por Quetzalcóatl en uno de sus autosacrificios. Es enviado entonces a que muerda el órgano genital de la diosa Xochiquétzal, y una vez que se lo arranca, lo entrega a los dioses, quienes lo lavan, y de esa agua nacen flores olorosas. Luego lo llevan al inframundo y ahí Mictlantecuhtli, señor de los muertos, lo vuelve a lavar y de esa agua nace el cempoalxóchitl, flor de los muertos.

 

Foto Museo Amparo

 

Su culto se remonta al menos a 500 a.C. y sus representaciones abundan en esculturas de piedra, urnas de cerámica, pinturas, códices o topónimos. El murciélago, junto con la araña, el búho, el jaguar y el alacrán, se asociaba por lo general a la oscuridad, la tierra y la muerte. En el Códice Vaticano B se muestra con cabezas en las “manos”. Mientras que los códices mayas lo muestran sosteniendo en una mano el cuchillo de los sacrificios y en la otra tiene a la víctima. Zotz en maya; Tzinacan en náhuatl: los nombres del dios murciélago. Por todo Mesoamérica abundan las representaciones de este animal, que recibe diferentes nombres según las distintas lenguas:  Ticuchi léhle, mixteco; Thut, huasteco; Nitsoasts, pame del norte; Ntsúats, pame del sur; Tsat’s, otomí; Tsoats, otomipame.

Los murciélagos estuvieron fuertemente relacionados con los escribas mayas, los hombres murciélago. Esto se puede apreciar en varias imágenes de este personaje en los vasos estilo códice, donde este personaje aparece portando alas de quiróptero, lo que sugiere que los escribas lograban transportarse al inframundo y conocer los designios de los dioses, para después plasmarlo en los códices.

 

 

 

Los aztecas asociaban a este mamífero volador con el culto a la muerte y con los sacrificios humanos. En el códice Fejérvary-Mayer aparece la representación antropomorfa de un murciélago, sosteniendo en una mano un corazón y en la otra la cabeza de un hombre decapitado. Este quiróptero también representaba al ser que origino la menstruación y el que otorgaba el don de la procreación a la mujer. Además, los murciélagos tenían relación con la fertilidad, por la asociación que los mayas hacían a partir de observar que polinizaban las flores de muchas plantas.

Aunque también, las culturas prehispánicas resaltan su importancia al considerarlos como parte vital en el equilibrio de la naturaleza y su relación con el humano. Para los mayas y los zapotecas el murciélago fue una deidad importante y que con frecuencia se le representaba con características humanas y nunca en una forma natural.

 

 

 

En el panteón de Monte Albán, Oaxaca, el dios Murciélago está relacionado con la fertilidad y con el dios del maíz, y destaca por la cresta, las cejas y el tragus de las orejas en forma de hoja, que en algunos casos se multiplica hasta formar un collar. Por el estilo de algunas representaciones, esta deidad podría confundirse con el tigre, pero su cresta siempre lo caracteriza plenamente.

El murciélago ha sido representado de diversas maneras: de pie, con máxtlatl, en forma de vaso e imitando una garra semejante a la de un ave, o en la parte central de un vaso ya sea completo o sólo la cabeza. Asimismo, hay deidades que llevan un yelmo en forma de cabeza de murciélago, de cuyas fauces sale el rostro del dios, como la deidad Quiépelagayo, “5 flor”, que muestra características del animal.

 

 

 

Como dios nocturno que sale de las cuevas al ponerse el Sol, el murciélago era también asociado con el jaguar. Este último proviene de la cultura olmeca, en la que se le rindió culto, y pasó al panteón zapoteca, en el que se le deificó y relacionó con el espíritu de la tierra y del agua, y por tanto con Cocijo. En una de las urnas del Museo Nacional de Antropología, el dios Murciélago lleva un collar del cual pende una cabeza de jaguar.

Foto destacada Museo Amparo