Conoce algunas de las versiones del origen de esta reconocida paletería.
La Michoacana es una marca familiar para todos nosotros. Existen tiendas de helados y paletas en todas las localidades de México y todos hemos probado el delicioso helado de chocolate, vainilla o la paleta de queso y mango con chile. Ninguna La Michoacana es igual y no pertenecen a una única franquicia; aunque todas indican que son del Estado de Michoacán.
Aunque variaciones muchas variaciones de esta heladería, como la Fé Michoacana, La Michoacana Tradicional, La Michoacana Artesanal y La Michoacana Paletería y Heladería; donde los colores que predominan son el rosa y el blanco, pero las paleterías no pertenecen a una misma franquicia, aunque usen el mismo logo, hay variaciones en el diseño de las tiendas, decoración y oferta de productos.
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Son diferentes historias las que intentan explicar el origen y evolución de esta paletería. La más común es la que dice que en los años 60 un fabricante de helados de Tocumbo, Michoacán, trabajó un tiempo en EEUU y después volvió a casa. Usó sus ahorros para abrir una empresa de helados y paletas. Otra versión dice que en 1932 (o 1942), Agustín Andrade e Ignacio Alcazar, también de Tocumbo, se fue a vivir a Ciudad de México, donde trabajaron en una paletería y, luego, abrieron su propia tienda. Después, llevaron el negocio a Michoacán, siendo imitados por otros empresarios.
Con los años, las familias de la región emigraron a otras partes de México llevando con ellos este modelo de negocio. Eso dio origen a las diversas paleterías del país con el nombre de La Michoacana, o alguna otra variante. Pero las recetas, el diseño de las tiendas y el arte de producción de la paleta fueron cambiando con las familias.
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Foto @laMichoacanna
En la capital abrió una pequeña paletería y expendio de aguas frescas cerca de la Penitenciaría de Lecumberri. El local fue adornado con coloridos dibujos de frutas, y en el tiempo, resultó ser muy exitoso. Los habitantes de la comunidad se dieron cuenta que el negocio de las paleterías era redituable, y poco a poco comenzaron a abrir locales con distintos nombres: La Flor de Michoacán, La Flor de Tocumbo, Janitzio o La Michoacana.
En 1970, el 35% de las paleterías ubicadas en la CDMX estaban en manos de tocumbenses. Para la década de los 90, Alejandro Andrade Andrade, actual director General de la empresa, dotó a la compañía de una imagen propia, además del nombre, también generó un logotipo alusivo a la región. Así, consiguió los derechos de publicidad y negocios, y culminó con la creación La Tocumbita S.A. de C.V.
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Se dice que como nadie adquirió los derechos del nombre y tampoco la marca o el concepto fueron registrados, ningún empresario puede reivindicar la propiedad sobre ella; aunque muchos propietarios de tiendas quieren dar legitimidad al negocio. Pero como las leyes mexicanas de marca registrada y copyright no estaban desarrolladas en la época en que el concepto de La Michoacana surgió por primera vez, son escasas las pruebas de intentos anteriores de garantizar el copyright de la marca.
La Tocumbita S.A., empresa de Tocumbo, en Michoacán, intentó hacerse del poder de la marca de La Michoacana a través de una imagen de marca unificada y de una línea de productos estandarizados en los años 90; pero ese intento no funcionó. Hoy en día, una persona registró el logo de la chica vestida con un traje típico con el slogan: “La Michoacana — Es natural”.
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Hoy en día, La Tocumbita es una marca tipo franquicia que cuenta con 400 a 500 clientes, y cuenta con varios clientes americanos, pero están lidiando con piratería, robos de la marca y usos indebidos.
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Información de Hussein Kalaoui, Stacey-Ann Johnson, Nicole Karlisch, y Leeatt Rothschild.
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