En todo el mundo solo se conocen muy pocas piezas originales de orfebres mexicas.
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La orfebrería es el trabajo artístico realizado con metales preciososy sus aleaciones. Los metales labrados por el artesano son la plata y el oro o metales preciosos y antes de la llegada de los conquistadores ya se fabricaban vasijas, piezas de adorno, joyas, monedas y estatuas siguiendo el estilo, la ornamentación y el gusto de la época. La joyería azteca es fascinante y se hacía para utilizarse en piezas para el cuello, las orejas y las muñecas de los nobles, las joyas han llegado a los museos y hoy se venden réplicas en todo el mundo; pero muy poco se sabe cómo eran estas piezas en realidad.
Foto Commons wikipedia
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El arte azteca era propiedad de las clases altasy las joyas no eran una excepción. Era muy común que los emperadores usaran collares y aretes. Los artesanos dedicaron sus vidas a su oficio ya que el mundo estaba impregnado de religión y simbolismo, no les faltaba trabajo por hacer. Aunque los joyeros vendían algunas piezas en el mercado cuando había una ocasión religiosa o estatal importante, y la nobleza brillaba con una amplia gama de joyas, aunque se veía muy diferente a la mayoría de las culturas de hoy. La joyería azteca se hizo con una rica variedad de materiales, y a menudo se incluía más de un tipo de material en una sola pieza. Los mosaicos a veces se creaban colocando trozos de piedra preciosa en un fondo de arcilla o madera. Los materiales de uso común fueron cobre, oro y plata, conchas, arcilla, madera, rocas como la obsidiana y plumas.
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Se utilizaron piedras preciosas como el jade, el cuarzo (como la amatista), el ópalo, la piedra lunar y la turquesa. Estos fueron muy pulidos cuando se usaban en joyas y adornos aztecas. Muy poco de la hermosa orfebrería de esta época sobrevive hoy en día. Ya que todo lo que se pudo encontrar en el momento de la conquista española se derritió. Aunque se utilizó oro, la plata también fue popular ya que es abundante en México. Muchos de los otros materiales fueron importados: oro del sur, turquesa del norte, caracolas del este. También se usaron taladros simples para perforar agujeros en colgantes de piedra o conchas. El metal a menudo se martillaba cuidadosamente en láminas u otras formas.
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También había collares con dijes y colgantes, brazaletes, pulseras, brazaletes para las piernas y anillos. A menudo muy ornamentadas, las joyas aztecas tendrían formas naturales, pero también estarían hechas a mano en forma de pájaros y reptiles, a menudo con un significado religioso. Las campanillas pequeñas eran populares, a menudo creadas para parecerse a flores. Las campanitas serían colgadas de collares. Algunos documentos indican que muchos adornos de oro fueron entregados a los líderes provinciales por los gobernantes aztecas que usaban regalos de artículos de lujo como una parte importante de sus estrategias diplomáticas y su sistema de patrocinio político; muchos más fueron exportados por medio del comercio a larga distancia. En 1966 un pescador de pulpos encontró oro azteca conocido como el Tesoro del Pescador, que fue encontrado cerca del puerto de Veracruz. Un hombre anciano de corta estatura, pelo cano y piel curtida por el sol, recuerda que cuando estaba pescando una mañana hace 39 años, ya llevaba consigo una cosecha de pulpo cuando vio el brillo de un metal en el agua que resultó ser un lingote de oro. Al cabo de un año, en 1976, volvió a ese lugar de la zona norte de la ciudad de Veracruz y encontró las 42 piezas prehispánicas de que ahora es llamado “El Tesoro del Pescador”. “Seguí pescando y en un año volví a encontrar otro pedazo igual, la mitad enterrado y la mitad destapado. Empecé a sacarlo se hizo un hoyo y empezó a salir todo lo demás”, contó Raúl Hurtado. De acuerdo a especialistas, las joyas encontradas en un lugar conocido como Coral de En medio, en el norte de la ciudad de Veracruz son el testimonio de envíos realizados a España en las naves que partían del Puerto de Veracruz y muestran las técnicas de producción de orfebrería en el México antiguo. El tesoro contiene un escudo de guerra, “chimalli”, que es la pieza más representativa; barras, pendientes de oro y brazaletes de acuerdo con la información disponible en torno al decomiso. Fueron exhibidas por primera vez en Veracruz durante 1989 “cuando concluyó el juicio”, según los folletos del I.N.A.H, cuyo departamento de comunicación social no tiene más información disponible sobre el proceso legal de Raúl Hurtado. Miguel Campoamor, otro pescador de la región y conocido de Raúl Hurtado vivió de cerca la experiencia del hallazgo y los hechos que desencadenó. Recuerda una escena de los hijos de Raúl Hurtado jugando con las joyas y los lingotes de oro en la arena como si estos fueron coches. “Los niños jugaban con ellos, los amarraban y los arrastraban ahí en el patio pensando que era cobre, porque el oro cuando está en el mar queda rojizo”, dijo Campoamor. Cuando el autor del hallazgo se dio cuenta que tenía oro en sus manos, comenzó a vender los lingotes y las piezas a una joyería de la ciudad de Veracruz y con sus ganancias comenzó a construir una casa. El pescador fue detenido en una fecha que ya no recuerda, el tesoro prehispánico fue decomisado y a él se le acusó por “despojo a la nación”, purgando una pena de un año con dos meses de cárcel antes de que lo liberaran las autoridades, según cuenta a 39 años de su descubrimiento. “Llevé a trabajar a una de mis amistades de la colonia y ese canijo me echó a la justicia. Fueron a media noche por mí para llevarme a la fuerza.” entrando a la cárcel, me dieron golpizas y golpizas; El delito para ellos era un robo. Decían que cómo iba a ser que yo estuviera gastando dinero siendo un simple pulpero”, dijo Hurtado. Los habitantes de Veracruz durante esa época, contaban que las golpizas al pescador eran sabidas “en todo el pueblo”, donde cada día se hablaba con fervor sobre el hallazgo de las joyas y el desenlace trágico para Raúl Hurtado. Raul Hurtado quedó libre bajo caución y enfrentó el proceso en libertad. Recibió sentencia y ésta fue apelada por su defensa. La SCJN lo declaró inocente en 1979. Raúl Hurtado no ha vuelto a la zona donde encontró el tesoro ni en busca de fortuna, ni de pulpos. “Yo no me acerco para nada, no quiero problemas. Puede haber algo, pero siempre me van a estar vigilando (…) Estoy libre y estoy vivo, que es lo principal”. Como pescador de pulpos y dueño de un pequeño negocio de bebidas y comida en la playa (una “palapa”) llamado Las Joyas del Pescador, Raúl Hurtado murió en el año 2018, conseguía menos de dos mil pesos mensuales de ingreso neto, y él y su esposa consumían la mitad de su pesca. Actualmente, El Tesoro del pescador se encuentra disperso por diversos museos de Europa en calidad de préstamo. Fuentes: https://www.famsi.org/research/diehl/…/FishermansTreasure.pdf