Álvaro Obregón es una de las calles más vistosas de la CDMX.
La Avenida Álvaro Obregón es el bulevar más reconocido de la colonia Roma en la Ciudad de México. Esta calle fue construida en los inicios del siglo XX y su nombre original fue Avenida Jalisco. Aunque en realidad es uno de los caminos más antiguos de la Ciudad y su existencia se remonta a al siglo XVIII; cuando la señora María Magdalena Dávalos y Orozco, la Condesa de Miravalle, adquirió uno de los terrenos más prósperos para establecer su futura residencia.
Los trazos de la construcción necesitaban de un paraje que partiera desde la avenida Río de la Piedad hasta el casco de la hacienda, el cual sería llamado “camino particular a la Hacienda de la Condesa”.
Foto Colección Villasana-Torres
Por esta razón los arquitectos encargados de dicho proyecto se enfocaron en diseñar un camino que fuera delimitado por árboles tal y como lo marcaba la moda francesa de aquella época. Pero este plano nunca fue realizado y la calzada fue elaborada en la antigua calle de Tacubaya, mejor conocida como la avenida José Vasconcelos.
Durante el porfiriato el empresario inglés Edward Walter Orrín era el gerente de la Compañía de Terrenos de la Calzada de Chapultepec. Para 1902 Orrín adquirió un terreno conocido como Potrero de la Romita, pidió los permisos al ayuntamiento para poder fraccionar los terrenos y la hacienda de la Condesa de Miravalle.
Ciudad de México en el tiempo
Debido a los problemas que enfrentaba el municipio, y a las dificultades para proveer los servicios necesarios a las colonias recientes, se le permitió a las concesionarias la construcción de nuevos fraccionamientos en los terrenos aún deshabitados.
La colonia Roma fue conocida por sus innovaciones urbanísticas para la época como calles amplias, asfaltadas y arboladas. El antiguo camino a la hacienda de la Condesa fue retomado con un diseño de 45 metros de ancho, con doble hilera de árboles y un camellón central decorado con farolas importadas con detalles art nouveau y se instalaron fuentes con réplicas de esculturas griegas y romanas.
Colección Villasana-Torres
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Sobre esta calle se establecieron mansiones de personajes como Adamo Boari, Clay Lamm, Álvaro Obregón, motivo por el que el nombre de la avenida cambió en homenaje al caudillo luego de su homicidio en 1928. Pese a los cambios urbanísticos sufridos a lo largo de las décadas, la avenida conserva su trazo original y alberga gran cantidad de edificios de valor histórico, así como galerías, centros culturales y restaurantes de renombre.
El corredor cultural de la avenida Álvaro Obregón se ha convertido en sede de distintas actividades culturales como ferias del libro, exposiciones de arte, muestras gastronómicas y étnicas. La zona de bares más importante de la avenida Álvaro Obregón, destacan letreros rojos minimalistas que contrastan con la naturaleza que los rodea.
Desde 1976 se colocaron doce esculturas de esculturas de la antigüedad: las que son: una Réplica del Gladiador borghese de Agasio de Éfeso, casi al cruce con Cuauhtémoc; San Sebastián de Felipe Valero; Mercurio y Argos, de Felipe Sojo; Doríforo de Policleto de Argos; Sátiro y amor de Miguel Noreña.
Otras de las esculturas que están en esta avenida son: Réplica del Discóbolo de Mirón; Pescador, de Agustín Franco; Fuente con el Pescador arrojando las redes, de Gabriel Guerra; la Réplica de la Venus de Médici; Réplica de la Venus de Milo; Venus y el amor, de Gabriel Guerra; Isaac de Epitacio Calvo y la Réplica del Baco, de Miguel Ángel.
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Sin duda se trata de una de las calles más vistosas y llenas de restaurantes, bares y sitios para visitar. O solo para sentarse en una banca en el camellón y dejarse llevar por los sonidos de la ciudad.
Por cierto, en fechas recientes este sitio tiene una gran pista para bicicletas y cada vez más es posible estar en las calles como peatón. Así podemos gozar de una ciudad que es de todos.