Este descubrimiento arqueológico quizá sea uno de los más revolucionarios de nuestra época.
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Los arqueólogos que hallaron este esqueleto revelaron que el hallazgo pone en duda lo que sabíamos hasta ahora sobre los primeros pobladores de América. La bautizaron con el nombre de Ixchel, como una diosa maya, y las características de su cuerpo, así como el estado en que la encontraron, brindan nuevas pistas sobre cómo se pobló el continente.
Encontraron a Ixchel en una cueva que hoy está llena de agua. Pero se sabe que últimos días de vida de Ixchel estuvieron llenos de sufrimiento. Casi 10,000 años después de su muerte parece que al menos no fue en vano.
Jerónimo Avilés Olguín
Se trata de una mujer de alrededor de 30 años y 1,64 m de estatura, que vivió hacia el final de la más reciente Era de Hielo en la región de Tulúm, en la península de Yucatán en México.
“Su cráneo tiene varias heridas, lo que significa que alguien le pegó muy fuerte y le fracturó el cráneo”, le dice para BBC Mundo Wolfgang Stinnesbeck, profesor del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Heidelberg en Alemania y autor principal de la investigación.
Jerónimo Avilés Olguín
El cráneo de Ixchel es mucho más redondeado que los hallados en otras regiones de México. Los investigadores también descubrieron que posiblemente Ixchel sufría una infección bacteriana que le causó severas alteraciones de sus huesos del cráneo. Como si fuera poco, también tenía caries, quizás debido a una dieta alta en azúcar.
Este hallazgo es revolucionario ya que es parecido a un simio con brazos de mono y “piernas humanas”. Pero no solo el deterioro de su salud revela cómo era la vida en ese tiempo. Su morfología ofrece detalles sobre la diversidad de seres humanos que habitaban la región. Para Stinnesbeck estas características son señal de que al menos dos grupos morfológicamente distintos vivieron en América al mismo tiempo.
Jerónimo Avilés Olguín
La arqueóloga Adriana Velázquez, directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, ubicado en Campeche, afirma que “este hallazgo refuerza la idea de que no se puede hablar de una sola oleada o de un solo tipo de individuos, sino que parece ser que fueron varias oleadas de personas con distintos orígenes”.
Y una hipótesis que los investigadores no descartan para explicar la presencia de humanos tan distintos en la misma región es que un pequeño grupo de colonos pudo haber vivido aislado en la península de Yucatán y desarrollaron una morfología craneal propia en un corto período de tiempo.
Esqueleto de Chan Hol II previo al robo. Fotografía: Nick Pool/Liquid Jungle.
Así, el cuerpo de Ixchel hace que los expertos se pregunten si la historia del poblamiento de América es mucho más compleja y antigua de lo que se creía. Científicos de la Universidad de Ohio analizaron otros cuatro esqueletos hallados en el área de Quintana Roo, también en la península de Yucatán. Se calcula que estas personas vivieron entre hace 9,000 y 13,000 años y sus restos dan cuenta de una gran variedad morfológica.
El más antiguo de ellos se parece mucho a las poblaciones cercanas al Ártico; mientras que el segundo guarda más similitudes con poblaciones más modernas de Europa. El tercero tiene afinidades con grupos de Asia y nativos americanos; y el cuarto muestra semejanzas con poblaciones árticas mezcladas con características más modernas de Sudamérica.
Esqueleto de Chan Hol II previo al robo. Fotografía: Nick Pool/Liquid Jungle.
“Siempre hemos hablado sobre el asentamiento de las Américas como si Norteamérica y Sudamérica fueran lo mismo“, dijo el antropólogo Mark Hubbe de la Universidad de Ohio, autor de la investigación. “Debemos dejar de hablar de un asentamiento de las Américas. Debemos hablar del asentamiento de Norteamérica y el asentamiento de Sudamérica como cosas muy distintas”.