María Lorena Ramírez: la gran corredora rarámuri de pies ligeros

Lorena Ramírez es una corredora rarámuri que rompe todos los paradigmas.

 

Los rarámuris son una comunidad indígena del norte de México. El 90% de su población, cerca de 57,000 habitantes, se asienta en el estado de Chihuahua. A los mestizos en general se les designa con el término chabochi, que significa “los que tienen barbas”, y a los que conviven con ellos y comparten su cultura les llaman napurega rarámuri.

Rarámuri significa “el de los pies ligeros” o “corredores a pie”, y proviene de rara, pie, y muri, correr. Y María Lorena Ramírez le hace honor a este endónimo.

 

Vallarta independiente

 

María Lorena Ramírez nació y creció rodeada de naturaleza, viendo un escenario repleto de flora y fauna que sólo las sierras tarahumaras pueden ofrecer. Sus costumbres familiares, de raíces originarias, la hicieron acoplarse a ciertas actividades, como correr largas distancias para arribar de un pueblo a otro o simplemente por placer, para disfrutar del clima del campo, caluroso con vientos ligeros.

Este estilo de vida fue capturado por el director Juan Carlos Rulfo, quien hace sólo un par de días expuso el resultado final: Lorena, la de los pies ligeros, un documental de Netflix que refleja la vida de esta gran deportista nacional.

 

 

Lorena ha corrido por diferentes partes del país y del mundo. Su primera carrera fuera de México fue en 2017 en la isla canaria Tenerife, en España; donde se hizo reconocida por correr vestida con falda, o sipúchaka de pliegues, recorriendo 100 kilómetros.

Sus sandalias de plástico, los únicos zapatos con los que corre, no salieron perjudicados.

 

 

 

“La primera vez que mi padre me llevó a Guachochi (población del estado de Chihuahua) fue para una carrera de 10 kilómetros (…) Estaba contenta porque nadie me podía seguir el ritmo”, se le escucha decir a Lorena Ramírez, en el proyecto de 28 minutos de duración. En una de las escenas, la joven está sentada en un par de rocas y le muestra a la cámara una bolsa negra repleta de cajas de tenis de marca para correr. Aunque los aceptó, confirmó que no los usará, pues todos a quienes se los ha visto puestos van detrás de ella en la mayoría de las carreras.

Este proyecto muestra múltiples riquezas, pero una de ellas es la realidad de una etnia que está viviendo en la sierra tarahumara, una población que, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, llega a carecer de necesidades alimentarias básicas, como el agua.

 

 

Lorena es un pretexto para mostrar realmente que su vida es diferente a la que la mayoría consideramos como normal. Muestra a una sociedad que procura un cambio y ese cambio es integrar todos estos lugares recónditos del país para mostrar una composición

Y es que la familia de la ultramaratonista vive alejada de la ciudad y del desarrollo tecnológico. Lo único que rodea a su casa son árboles, caballos y borregos, a los que Lorena, junto a sus hermanos, arrea. Ala corredora se le ve feliz en ese escenario, un campo que ya conoce y que sabe cómo manejar. Cuando está frente a la cámara, por otra parte, sus gestos parecen duros, como si estuviera contando el tiempo para terminar una carrera e irse a las montañas, a su hogar.

 

 

Uno de los aspectos más importantes para el especialista es cómo se le refleja a Lorena Ramírez en este documental, pues más allá de la deportista nacional, se demuestra que es una mujer valiente, con carácter, y que es la integrante de un grupo social considerado como vulnerable y olvidado.

Aunque el documental es un género poco utilizado en México por la televisión comercial, y en ese sentido yo le aplaudiría a Netflix porque finalmente rompe con el esquema de los formatos tradicionales que de alguna manera son contenidos frívolos, no dejan pensar tanto al público

 

 

Lo mejor del documental es que destaca la utilización de la lengua indígena, la estética de la fotografía, la alimentación que tiene la familia y la vestimenta que utilizan. Todos estos elementos son puestos al televidente para mostrarle rasgos que poca gente ve, aquella que ha visto toda su vida televisión comercial. Actualmente Lorena representa la fuerte tradición atlética de los rarámuris. Ya que no es la primera vez que corredores de este pueblo indígena tienen exposición mundial.

En 1928 dos indígenas chihuahuenses ya participaban en las olimpiadas, pero no quedaron muy lejos de ganar, esto debido a que el maratón era demasiado corto (42 Km). El secreto de los rarámuris es la resistencia, no la velocidad; además de su alimentación a base de pinole.

 

 

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