El Salvamento Arqueológico está capacitado para preservar y exhibir todos los restos arqueológicos.
. . .
El Tren Maya es uno de los megaproyectos del presidente López Obrador, y uno de los más controvertidos desde inicios de su mandato. Todo se debe a que atravesará cinco estados de la península, pero desde el inicio de su construcción se han detectado diversos monumentos arqueológicos.
En fechas recientes se dio a conocer que la cantidad de monumentos arqueológicos encontrados en la zona desde que inició los trabajos de excavación siendo estos 2 mil 856. Así que se está llevando a cabo una campaña para preservar los sitios arqueológicos encontrados en dicha zona.
Sin embargo, ambientalistas y defensores del patrimonio han cuestionado el Tren Maya, que tendrá una inversión total estimada de entre 120 mil 150 mil millones de pesos y se prevé que se termine en 2023. En dos de los siete tramos en que se divide la obra del Tren Maya, que pasará por Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, se han encontrado monumentos arqueológicos que se sumarán al acervo histórico y cultural del país.
Su descubrimiento asegura su resguardo y abre una puerta al acceso del conocimiento ante nuestro patrimonio, donde el salvamento arqueológico se asocia al desarrollo económico del país, en obras de infraestructura como carreteras, redes eléctricas, represas hidroeléctricas, estacionamientos subterráneos, líneas de metro o en la red ferroviaria.
Esto se lleva a cabo con el salvamento arqueológico, una modalidad de investigación arqueológica, originadas por la afectación de obras públicas o privadas, o por causas naturales cuya necesidad puede ser prevista y con un trabajo de campo en forma planificada.
Todos estos restos entrarán al salvamento arqueológico para el análisis de datos obtenidos por medio del vuelo LiDAR y de los Sistema de Información Geográfica; el salvamento arqueológico por medio de recorridos de superficie en campo y excavación; trabajos de conservación y puesta en valor de los monumentos históricos y arqueológicos; así como propuestas y actualización de planes de manejo de las zonas arqueológicas.
Los procesos de salvamento arqueológico asociados a la construcción del Tren Maya, son los más extensos de un proyecto de infraestructura en todo México desde la construcción del Metro en la CDMX. Se lleva a cabo con un equipo de más de 80 operativos arqueológicos en conjunto con INAH, quienes realizan tareas de salvamento del patrimonio material no identificado en los aproximadamente 1,500 kilómetros del trazo.
Además, el proyecto Tren Maya presenta la oportunidad para reforzar la conservación y mejoramiento de zonas abiertas al público, en colaboración con los expertos arqueólogos y antropólogos del INAH.
A partir de este proceso se iniciarán otros tantos que buscarán identificar sitios de interés cultural y las maneras posibles de salvaguardarlos y promoverlos. Para esto es esencial la cooperación de las comunidades y localidades pues son ellos los herederos de este patrimonio y quienes deben tener un rol fundamental en su protección.
Esta forma de investigación arqueológica en México no se había visto desde los hallazgos de la Piedra del Sol o Calendario Azteca, así como la Coatlicue o durante el siglo XIX con el descubrimiento de Palenque, Chiapas. El Tren Maya es responsable ambientalmente ya que cuenta con mecanismos para prevenir, reparar y compensar los impactos sobre el medio ambiente.
El Tren, asimismo, es un modelo de movilidad sustentable sin emisiones contaminantes. El ferrocarril sí pasará por 50 zonas arqueológicas abiertas al público, 10 museos, dos zonas de monumentos históricos, cinco monumentos inscritos como patrimonio mundial, 42 cenotes, y otros vestigios como haciendas y antiguas estaciones.
Este proyecto saldará la deuda histórica que México tiene con el sureste porque resaltará su riqueza patrimonial. Se trata de el paso de un tren con un potencial histórico, cultural, arqueológico como no hay en ninguna parte del país y tal vez del mundo.