¿Chalchiuhtlicue o Tlaloc? La historia del mítico monolito

Existen teorías sobre los simbolismos y representaciones de Chalchiuhtlicue.

 

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Chalchiuhtlicue simboliza la pureza y la preciosidad del agua de manantial, río y lago que se usaba para regar los campos. Como diosa de la fertilidad, retrata el ideal azteca de la fecundidad de la mujer joven.

Lo más típico de la vestimenta de la diosa del agua es tocado que consta de múltiples bandas gruesas enrolladas alrededor de la cabeza y bordeadas por dos grandes borlas unidas a los lados de la cabeza. Su vestimenta es la de una mujer noble con falda, relacionada con la diosa azteca del maíz, Chicomecoatl, a quien a menudo también se muestra con este tocado, mientras sostiene mazorcas de maíz en sus manos.

 

Arte e historia

 

De Chalchiuhtlicue se dice era la contraparte femenina de Tlaloc, en otras versiones la hermana, y algunos estudiosos sugieren que ella es el mismo Tlaloc en un disfraz separado. También está asociada con los “Tlaloques”, los hermanos de Tlaloc o quizás sus hijos. En algunas fuentes, se describe como la esposa del dios azteca del fuego Huehueteotl-Xiuhtecuhtli.

Se dice que vive en las montañas liberando agua cuando en las comunidades y haciendo crecer los ríos y montañas que brotan del útero de la montaña y bajan hasta el agua y protegen a la gente.

 

Arte e historia

 

Esa es la razón de que haya sido, tal vez, confundida con Tláloc el monolito más grande del México Prehispánico y La Piedra de los Tecomates, quien realmente es la deidad de los lagos Chalchiuhtlicue, el 16 de abril de 1964 fue trasladada de su sitio original en San Miguel Coatlinchán, para ser colocada en una fuente a la entrada del Museo Nacional de Antropología en Chapultepec.

La leyenda cuenta que el traslado del monolito llovió a cantaros en la Ciudad de México, y fue la razón de que también lloviera en el corazón de los pobladores Coatlinchán, (Texcoco) quienes lloraron el saqueo de la deidad que les trajo abundancia y belleza a su paisaje por tantos años.

 

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El monolito de 168 toneladas de peso tuvo que ser trasladado en un remolque especial que lo soportara, el trayecto fue lento. Mientras, periodistas y curiosos seguían el paso del gigante que había llegado a la ciudad, cuando Adolfo López Mateos estaba en la presidencia.

Pero Chalchiuhtlicue no estaba sola en Coatlinchán, su esposo Tláloc señor de la lluvia y trueno, benefactor y destructor, era su compañero. Los Pobladores de la localidad comentaron para el diario La Jornada que Tláloc no podía estar en Teotihuacán, porque era El Señor de las Aguas Celestes, de la Lluvia.

 

Mexicanísimo

 

En Texcoco, la figura de Chalchiuhtlicue la iban a poner junto a una serpiente de agua que está en el Monte Tláloc. Tenía que estar en la parte baja, porque era la Señora de las Aguas Terrestres. Tláloc está arriba y Chalchiuhtlicue abajo, pero no separados porque los une la serpiente de agua.

Chalchiuhtlicue estaba acostada, incluso los habitantes dicen que está mal orientada ya que estaba viendo al sur. El pueblo nunca firmó su consentimiento e incluso los viejos de Coatlinchán dicen que la piedra ya había sido obsequiada a Estados Unidos por Porfirio Díaz, pero nunca se realizó.

 

Mexicanísimo

 

Chalchiuhtlicue fue la deidad reinante cuándo el mundo quedó cubierto de agua, luego de una imparable inundación, en la cual los hombres fueron convertidos en peces, para evitar que su especie desapareciera. Es representada con la figura de una indígena con rasgos hermosos, un huipil, una falda de color esmeralda, la cual representa el agua que se distribuye en el océano, mares, ríos, y lagos.

Las inundaciones, tsunamis, maremotos, u otros desastres naturales acuáticos son la representación de la furia de Chalchiuhtlicue, aunque es una deidad amorosa y tranquila, ofenderle significaba la destrucción de la vida, para los habitantes de la región azteca.

 

Contrapunto

 

La escultura de Chalchiuhtlicue es labrada en roca andesita, tiene una altura de 3.19 m y una base cuadrada de 1.65 m por lado con un peso total de 16.3 toneladas. Fue localizada en torno a la Plaza de la Pirámide de la Luna, en la ciudad antigua de Teotihuacan, muy cerca del Palacio de Quetzalpapálotl.

Como sea, la pieza pasó a ser una de las más grandes y mejor conservadas de la colección del museo, y se exhibió en el Salón de Monolitos. En 1964, cuando se construyó el Museo Nacional de Antropología, la escultura fue trasladada a sus instalaciones en el Bosque de Chapultepec, donde permanece hasta la fecha como una de las piezas principales de la Sala Teotihuacan.

 

Foto de portada: Contrapunto