Una de las más antiguas tradiciones para muchas familias mexicanas.
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La Epifanía era una tradicional fiesta de la Iluminación católica, o Día de los Reyes que celebra la visita de los magos de Oriente a Jesús después de su nacimiento. Santiago de la Vorágine, en La leyenda dorada, propone que este evento fue a los trece días de nacido Jesús.
A lo largo de los años ha prevalecido la idea de que el suceso fue contemporáneo a la Natividad, tras la adoración de los pastores. Se trata la primera manifestación al mundo pagano de la existencia del Hijo de Dios hecho hombre. La importancia de este evento radica en que el Mesías inaugura una nueva era, abierta a todos los pueblos.
Según Herodoto, los magos eran originalmente una tribu meda que se convirtió en casta sacerdotal de los persas. Practicaban la adivinación, medicina y astrología. De la Vorágine comenta que sus nombres en hebreo fueron Apelio, Amerio y Damasco; en griego Gálgata, Malgalat y Sarathin; y en lengua latina, Gaspar, Baltasar y Melchior (Melchor).
Al principio se les consideró como astrólogos que leían el futuro en las estrellas, pero la palabra mago adquirió el sentido peyorativo de brujo en los primeros tiempos del cristianismo. Sus colores de piel y atuendos han cambiado, pues originalmente en Occidente representaban a las razas de Sem, Cam y Jafet, y ahora encarnan los colores del mundo: blanco, amarillo y negro, o blanco, moreno y negro. También es la representación de Europa, África y América, los tres mundos, alegoría que llegó al virreinato de Nueva España.
La fiesta de los Reyes Magos del 6 de enero en México, ya que tiene diversos significados. Recuerda la adoración de Jesús infante por parte de los Reyes y se trata de una conmemoración medular en la liturgia católica. De esta historia surgió la costumbre de ofrecer y recibir regalos a los niños, quienes piden, mediante carta, el juguete deseado.
También es el día de la rosca de Reyes: manjar familiar y delicia de monjas en la época virreinal, pues se dice que las religiosas solían festejar la noche de Navidad con cantos y buñuelos.
Esta costumbre francesa desde 1311 pasó a España y después a México, donde el haba se sustituyó por un Jesusito que originalmente era de plata dorada, muy pequeñito y coronado. Cuentan que algunas personas se los tragaban para evitar tener que dar fiesta el 2 de febrero. Esos Jesusitos de plata se sustituyeron por los de porcelana que dicen venían de Japón y que actualmente se hacen de plástico.
Existe otra versión reciente en la que se propone que el registro de la rosca que se acostumbra para este día no se ve con notoriedad sino hasta el siglo XX. Se dice también que esta tradición vino de España a México en los primeros años del virreinato. Lo cierto es que en España para estas fechas se come el “roscón”. A partir de entonces se hizo tradicional acompañarla con el sabroso chocolate, café, leche o hasta refresco para los paladares más audaces.
No es fácil precisar cuándo se inició la costumbre de esconder en la masa de la rosca un Niño Dios de porcelana, pero por crónicas se sabe que la usanza de colocar una confitura o un haba en la rosca era muy antigua.
No se hay certeza de la historia del niño dentro de la rosca, pero seguro fue idea de alguien que un año se quedó sin fiesta de la Candelaria y sin padrino para su Niño Dios, así que comenzó a introducir un niñito de porcelana difícil de ingerir, para eludir el compromiso “se hace rosca”.
En el siglo XX se hizo costumbre que los Reyes Magos trajeran juguetes a los niños que se portan bien, razón por la cual cientos de ellos acostumbran hacer la famosa cartita que es enviada al cielo en un globo.
En vísperas de la festividad el cielo de la Ciudad de México se llena de esféricos multicolores que se elevan por los aires, unas veces provenientes de viviendas, otras de escuelas o parques. Otros pequeños suelen ir acompañados de sus padres al correo para depositar en el buzón sus peticiones.
Por muchas calles, avenidas y callejones de las diversas delegaciones que conforman la Ciudad de México, andan caminando o subidos en transportes públicos muchos Reyes cargando juguetes; desde los elaborados que poco se ven en la actualidad, hasta los de moda que se observan en los anuncios publicitarios.
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