Cerro Cuchumá: la montaña sagrada de los antiguos Kumiai

Refugio y centro ceremonial de la antigua comunidad Kumiai en Baja California.

 

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La cima del cerro se encuentra a tres horas de camino, 12 kilómetros continuos de bosque sagrado, hogar de árboles, cascadas y cuevas donde desde antiguo, se honraba a las deidades kumiai con danzas y cantos acompasadas con sonajas.

A los límites de la ciudad de Tecate, se ubica el bosque mágico con 10,000 años de antigüedad y en donde se asentó el pueblo kumiai que quedó dividido geográficamente a mediados del siglo XIX, ubicándolo hoy en Ensenada, Tecate y Estados Unidos en el sur de California.

 

 

Su cosmovisión permanece casi intacta aún con la dispersión que han tenido a lo largo de los años, las mitologías de cómo se creó el mundo aún se transmiten, sin embargo, la invasión de las grandes ciudades los ha alejado de algunos lugares sagrados, de ahí la importancia del Cerro Cuchumá, uno de sus últimos recintos.

La Sierra Blanca, donde se ubica el cerro, es parte la cosmovisión de este pueblo que nombra a los grandes pinos como “guerreros que marchan sobre la sierra”. La especie de la zona es el pino coultieri, que posee grandes conos de punta afilada, razón por que lo llaman “hacedor de viudas”.

 

 

 

Como todos los pueblos originarios, los kumiai poseen la historia que explica el carácter sagrado de sus espacios, del Cerro Cuchumá se dice que fue un joven guerrero que buscando piñón y venado en el bosque se cruzó a su paso con Iztakat, la mujer más bella de la tribu trashumante.

La joven de piel de bronce, ágil como el colibrí y alegre como el arroyuelo, orgullo de la tribu Cochimí, estaba prometida en sacrificio al sol, así que, sin dudar, los que se enamoraron al instante huyeron de su hogar.

 

 

En el desfortunio de su captura, los ancianos condenaron a muerte a Iztakat por faltar a su deber con el padre sol. Desconsolada y segura de sólo pertenecer a Cuchumá, se clavó la flecha con la que su amado le había enviado la misiva que declaraba su amor.

El guerrero reducido en llanto enterró a su amada para morir sobre el mismo sitio y con la misma flecha. Ante semejante tragedia, los dioses convirtieron a Cuchumá en montaña para que guardara en su seno a Iztakat, quien se transformaría en el poblado de los kumiai, hoy, el pueblo de Tecate.

 

 

La sinergia milenaria entre el pueblo y la montaña sagrada aún se conserva con el respeto de los lugareños, pues hoy es una zona de refugio, caza, vivienda y centro ceremonial de la aún sobreviviente comunidad kumiai. El cerro o montaña sagrada, forma parte del Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de México.

 

Foto: Luis Zavala

 

Cerro Cuchumá

Dónde: Se ubica en la frontera de México y Estados Unidos, El Refugio, Tecate, B.C., México

 

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