En Sinaloa se encuentra la primera fábrica de sake 100% mexicano.
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Año con año, Mazatlán celebra a sus más de 600 descendientes de inmigrantes japoneses que celebraron los lazos de hermandad entre su nación, México, y el país de sus ancestros, Japón, el apego a sus tradiciones y la hermandad que existe entre la colonia japonesa en México.
El primer tratado de amistad y comercio entre el país nipón y México lo firmó Porfirio Díaz en 1888 y en 1897 desembarcaron del Buque San Benito los primeros 35 inmigrantes japoneses en Chiapas, en donde se quedaron a trabajar en una hacienda cafetalera.
Revista Espejo
Una gran descendencia se generó a partir de esas familias que se asentaron en ese Estado y de ahí emigraron a otros otras regiones de la República. En 1910 llegaron 10 mil japoneses para trabajar en las plantaciones de caña, algodón, minería y construcción, así como un grupo de dentistas y médicos.
En 1917 fue electo Gobernador de Sinaloa Ramón Iturbe, su administración convirtió a Sinaloa en el Estado más rico de México, por el impulso al comercio. También en su mandato abrió las puertas a los emigrantes japoneses y ofreció facilidades y apoyos para recibirlos y que se establecieran en el Estado. De esa época proviene la mayor parte de familias japonesas que aún viven en Sinaloa.
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El número de familias culiacanenses descendientes de japoneses que aún viven en la capital del Estado, llevan por apellido Kuroda, Okuda, Osaka, Kiusishi, Kumituke, Misawa, Kaiten, Ninomaya, Hashimoto, Futami, Urukami, entre otras, mucha veces mezclado con Hernández, Pérez, García o Gutierrez, lo que enriquece el entorno social de Sinaloa y de las familias.
La mayoría de los japoneses que ingresaron al país en las primeras décadas del siglo XX eran profesionistas y mano de obra calificada. Los japoneses nunca llegaron en masa a las costas del pacífico mexicano, pero tuvieron buena aceptación social en el país; así como comprobar que la inmigración japonesa fue alentada oficialmente en México durante los primeros años del siglo XX.
TV Pacífico Mx
El grado de cooperación de esta cultura asiática en la consolidación del México moderno se comprueba al detectar varios japoneses que participaron en la Revolución Mexicana. Un caso emblemático fue Shinzo Nishino, personaje que enseñó artes marciales en contingentes carrancistas, villistas y zapatistas, ascendiendo finalmente a teniente de caballería; pero hubo más casos.
El Archivo Histórico del Estado de Sinaloa, registra que los migrantes japoneses encontraron en la región oportunidades y desasosiegos derivados de su momento histórico. El primer caso del que haya registro en Culiacán de un japonés emblemático fue el del médico Seibei Okamura, migrante que llegó a la capital sinaloense en 1906.
Periódico Noroeste
La comunidad japonesa que habita en Culiacán, ha buscado integrase de manera oficial en grupos para no olvidar las raíces de su descendencia. La comunidad japonesa en la ciudad actualmente se reúne en torno a la Asociación Nisen y Sansei de Culiacán A.C. Culiacán tiene integrado un registro de 130 familias con ascendencia japonesa, en Culiacán existió una agrupación de japoneses, desde 1935, llamada “Culiacán Nihonjin Kai” la cual estaba integrada por 42 japoneses. El aporte cultural de los japoneses en Culiacán es bastante grande.
De hecho, Culiacán vio nacer el primer sake producido de manera artesanal cien por ciento en México, y que reúne en una botella la experiencia de la tradición ancestral japonesa con el toque de nuestro país.
Nami, que en japonés quiere decir ola, es una experiencia de la cocina mexicana de la mano de un sake nacional. Esta fábrica produce dos estilos de sake diferentes. El primero de ellos, que lleva el nombre de la casa, se trata de un sake tradicional de categoría Junmai, un sake ultra premuim que requiere el 70% del pulimiento del arroz como mínimo, pero en esta ocasión nos entregan un 55% que lo hace aún más premium. Los japoneses culichis se han integrado bastante bien en la cultura mexicana.
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