Los Hohokam son una civilización de la que se sabe poco y se especula mucho.
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Hohokam proviene del pápago y se puede traducir como “los que se fueron”.
Este nombre fue dado por el arqueólogo Harold S. Gladwin, el responsable de las primeras investigaciones sobre esta cultura y de su denominación actual. Un aspecto importante sobre los hohokam es que no se trató de ningún grupo humano concreto.
Una de las características más conocidas de esta cultura fue su habilidad para construir sistemas de canalización de los ríos y de riego para sus campos. Los hohokam usaron las aguas de los ríos Salado y Gila para, mediante canales, poder regar sus tierras. Esta red de acequias llegó a alcanzar los 10 kilómetros de longitud y, además, contaban con una profundidad considerable.
Los hohokam comenzaron a intercambiar productos con los pueblos cercanos, como Pataya, como turquesas, la sal marina o los cascabeles de cobre. A cambio, obtenían artículos como las conchas marinas, la pirita e, incluso, cacatúas mexicanas.
La cultura hohokam logró una gran maestría en el ámbito de la artesanía. Para desarrollar esta actividad, sus artesanos utilizaron varias técnicas bastante avanzadas, como el grabado con ácidos. Uno de los materiales más utilizados era la concha de varios moluscos.
La organización política de la cultura hohokam es muy escasa. Solo los restos arqueológicos proporcionan algunas pistas sobre este aspecto. Las casas de la época Colonial que se han encontrado parecen evidenciar que existía una élite gobernante, tanto política como religiosa.
Los conocimientos sobre la sociedad hohokam son tan reducidos como los de su política. Al igual que en ese ámbito, solo se puede recurrir a los restos arqueológicos para desarrollar diferentes hipótesis: sus asentamientos eran similares a una ranchería, se levantaban cerca de las tierras de cultivo y contaban con varios edificios bastante agrupados.
Los historiadores señalan sobre la religión de la cultura hohokam son su carácter politeísta y la influencia que les llegó desde Mesoamérica. Pero se sabe que le dieron una gran importancia a sus divinidades relacionadas con la muerte. Según los restos hallados, a estos dioses se les ofrecían las mejores ofrendas y se cree que las ceremonias y rituales estaban dirigidos por una élite sacerdotal.
La incorporación del juego de la pelota, proveniente del centro de México, parece haber tenido un significado ritual. Aunque no se sabe si esta cultura creía en una vida después de la muerte y, en caso afirmativo, cómo se organizaría, sí es conocido que las ceremonias funerarias tenían una especial importancia.
Los muertos eran cremados y sus cenizas se depositaban en sepulturas o en vasijas de cerámica. Estos restos, tanto huesos como cenizas, se acompañaban de las correspondientes ofrendas dirigidas a los dioses de la muerte, como joyas o artículos de alfarería.
La cultura hohokam estuvo formada por diversos grupos étnicos que compartieron buena parte de la tradición cultural, a pesar de contar cada uno de ellos con su propia historia. Los principales centros ceremoniales de esta cultura estuvieron situados en Arizona y, como se comentaban, compartieron algunas características comunes con las civilizaciones del centro de México.
Este asentamiento de la cultura hohokam estaba situado en el valle del Gila. Se ha calculado que fue ocupado por primera vez en torno al 100 d. C. y que se mantuvo habitado hasta el 1500 d. C.
Para obtener buenas cosechas, dado que el terreno cercano apenas tiene agua, la población debió construir un importante sistema de acequias y canales, con lo que consiguieron que la tierra fuera más fértil y les proporcionara productos como el frijol, el tabaco, al algodón o el maíz.
De hecho, la estructura de Snaketown contaba con unos sesenta montículos y la localidad estaba construida en torno a una plaza central y de dos canchas destinadas a la práctica del juego de la pelota.
Las reliquias históricas de la cultura hohokam, es una casa fue construida en el siglo XVI y es la mayor levantada por los miembros de esta cultura en el valle del Gila. Al igual que otros edificios similares, los arqueólogos piensan que tenía varias funciones, y se piensa que sirvió como observatorio astronómico.
En el valle del Salado estuvo el Pueblo de los Muertos, denominado así por el primer explorador en investigar la zona, Frank Hamilton Cushing. Aquí aparecieron grandes cantidad de casas comunales, edificios que ocupan casi 2,3 kilómetros de superficie.
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