Los bacanales mayas. Fiestas subterráneas en el mundo prehispánico

Las celebraciones y raves originales en la cultura Maya.

Autor: Nuevo Adicto.

 

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La mayoría de las celebraciones religiosas mayas, que se realizaban en los templos, terminaban en banquetes y bacanales, esta información la sabemos porque en los restos de vasijas, podemos observar escenas de dichas fiestas. El lugar en el que se la “seguían” fue en el interior de cuevas subterráneas, que principalmente estaban dedicadas a honrar al dios Ahkan, considerado el patrono de las bebidas embriagantes.

 

 

 

 

Sabemos que dos eran las bebidas principales que se consumían en el “after”, por un lado, está el chi´ o chij, nombre de una bebida alcohólica que resultaba de la fermentación del henequén, y el b´alche´, sustancia preparada con agua, miel silvestre y corteza fermentada del árbol del mismo nombre que actualmente pude ser consumida.

 

 

 

Al parecer las fiestas eran una especie de orgia en el que los asistentes danzaban y llevaban una bolsa que rodeaba el cuello para poder vomitar, además, algunos investigadores señalan que utilizaban jeringas de enema de barro para aumentar los efectos de las bebidas embriagantes.

 

 

 

Junto al baile y las bebidas alcohólicas, los mayas en sus bacanales consumían tabaco que podía ser mezclado con sustancias psicoactivas como las hojas de angélica o semillas de estramonio. El tabaco no solo era fumado, sino también inhalado en polvo o masticado con cal, con la finalidad de mitigar el hambre y el cansancio de la celebración.

Aparte de las bebidas y tabaco, los mayas en sus fiestas subterráneas acostumbraban consumir hongos secos que pulverizaban y ciertas sustancias obtenidas de la concha Spondylus que tenían efectos alucinógenos con la finalidad de poder tener la visión de la serpiente de las apariciones.

 

 

 

Esta serpiente, según se contaba entre los mayas, tenía una forma descarnada o semidesollada que abría su hocico para tragarte y al momento de estar en sus fauces, si eras digno, una luz te indicaría que tendrías una visión, la cual podía tratarse de un mensaje de tus antepasados o tu destino susurrado por los dioses.

 

 

 

Fuente: Escalante Gonzalbo, Pablo, Historia de la vida cotidiana en México I. Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, México, FCE, CM, 2004, pp. 542.