Kikapúes, el pueblo que ya no quiso regresar a Estados Unidos.

Los Kikapúes siempre han llevado buena relación con el gobierno mexicano.

 

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Originalmente Kikaapoa, “los que andan por la tierra”, los conocidos como kikapúes vivían en “El Nacimiento” un lugar ubicado en Melchor Múzquiz, Coahuila, pero este no es el hogar original de los destinados por Kitzihaiata (Dios) para poblar la tierra.

Como muchos pueblos originarios de esa zona los kikapúes eran seminómadas, es decir, sin asentarse vivían en las tierras del sur de Wisconsin, Estados Unidos, pero por el año de 1730 se dividieron en dos grupos, los Bermellón se trasladaron a Indiana y los Praderas a Illinois.

 

 

A mediados del siglo XVIII se desplazaron hacia Missouri formándose un tercer grupo y de estos surgieron nuevas bandas y líderes; algunos se fueron a Horton, Kansas, y otros a Arkansas y Oklahoma, donde permanecieron desde 1800-1832 hasta hoy en Shawnee y McLeod.

Pero otros grupos de kikapúes y de shawnees desplazados por pueblos anglosajones nacientes, solicitaron en 1824 permiso para asentarse en San Antonio Bexar, Texas, el presidente Guadalupe Victoria concedió el permiso.

 

 

Para 1848 Coahuila había perdido su territorio texano dejando en medio de las dos naciones a kikapúes, mascogos y seminoles, razón por la que en 1850 solicitaron nuevamente al gobierno mexicano un territorio para vivir.

Gato de Monte de los seminoles, Isidro de los mascogos y Popiman de los kikapúes, acordaron con el entonces presidente José Joaquín Herrera que vivirían en la Hacienda La Navaja con la condición de defender a los mexicanos de los comanches en la zona de la frontera norte.

 

 

200 hombres, la sujeción de jefes y guerreros al ejército mexicano fueron algunos de los puntos asentados en el Acuerdo de Colonización del 25 de octubre de 1850, año en que los kikapúes juraron fidelidad al gobierno mexicano.

Con los años algunos de los grupos de la región regresaron a Estados Unidos, pero los kikapúes continuaron una “buena” relación con el gobierno mexicano encabezado por Maximiliano, Manuel Arista y Benito Juárez, incluso se les permitió recibir a sus familiares norteamericanos.

 

 

La fuerza de los kikapúes les valió que en 1873 el gobierno de los Estados Unidos les ofreciera trasladarse a una reserva, la negativa provocó un golpe en el donde mujeres, niños y ancianos fueron capturados y trasladados a Estados Unidos cuando los hombres se encontraban de cacería.

El gobierno de nuestro país tuvo que intervenir ofreciendo un regreso voluntario de los kikapúes a Estados Unidos si les regresaban a sus mujeres e hijos. Así fue como, en 1873, 500 kikapúes se dirigieron a la reservación de Kansas y 90 se quedaron en Chihuahua.

 

 

Con el pretexto de perseguir a los comanches, las fuerzas estadounidenses llegaron Coahuila y Nuevo León en 1877 y 1878 para volver a atacar a los kikapúes, estas rencillas llevaron al gobierno a trasladar kikapúes a la CDMX, a la sierra de Tolimán en Querétaro y a la hacienda de San Marcos, en Guerrero.

Para 1899 los kikapúes de México y de Estados Unidos protestaron ante Porfirio Díaz y lograron que les entregara los títulos de propiedad de El Nacimiento. No obstante, en los primeros años del siglo XX, 200 kikapúes se trasladaron a Tamichopa, municipio de Baserac, Sonora, donde poco después llegó un grupo de Oklahoma.

 

 

En 1937, el presidente Lázaro Cárdenas les dio un ejido de 4 800 hectáreas para la cría de ganado, y ratificó las 7 022 ha de la colonia agrícola El Nacimiento; le entregó semillas, herramientas y su derecho consuetudinario a la cacería del venado.

Desde entonces los kikapués habitan oficialmente en Coahuila en cumplimiento de sus ordenanzas divinas que los preparan para el fin del mundo cuando podrán convivir con dios y cazar venados eternamente.

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